viernes, 31 de octubre de 2008

en -de, -da, içinde



en la caja kutunun içinde (kutuda)

en la cartera çantanın içinde (çantada)

en el libro kitabın içinde (kitapta)

en casa evin içinde (evde)

en la cesta sepetin içinde (sepette)

en la habitación odanın içinde (odada)

en la escuela okulun içinde (okulda)

en la tienda dükkânın içinde (dükkânda)


dentro de casa evin içinde

dentro de la cartera çantanın içinde

dentro de la cesta sepetin içinde

dentro de la caja kutunun içinde


sobre üstünde

sobre la mesa masanın üstünde

sobre la silla sandalyenin üstünde

sobre el libro kitabın üstünde

sobre la pared duvarın üstünde

sobre la caja kutunun üstünde

sobre el sombrero şapkanın üstünde

Mi padre habla con el profesor. Babam öğretmenle konuşuyor.

Nosotros hablamos con los Biz öğrencilerle konuşuyoruz.
estudiantes.

El señor Carpintero escribe una Bay Carpintero kurşunkalemle bir

carta con lápiz. mektup yazıyor.

No hablo con mi hermana. Kız kardeşimle konuşmuyorum.



al lado de... ... in yanında, ... ın yakınında

al lado de la tienda dükkanın yanında

al lado de la casa evin yanında

al lado de la mesa masanın yanında

al lado de la pelota topun yanında

al lado de la cama yatağın yanında

al lado del profesor öğretmenin yanında

al lado del libro kitabın yanında

al lado del reloj saatin yanında

al lado del hombre adamın yanında

al lado del árbol ağacın yanında

debajo de altında



debajo de la mesa masanın altında

debajo del libro kitabın altında

debajo del sombrero şapkanın altında

debajo de la silla sandalyenin altında

debajo de la regla cetvelin altında

debajo de la cesta kutunun altında

a (–ya) en (–de)

de (–nin, –den) para (için)

por (için, tarafından) hasta (–e kadar)

desde (–de, –den beri) con (ile)

entre (arasında) mediante (vasıtasıyla)

hacia (–a doğru) contra (karşı)

sin (–siz, –meden) según (göre)

durante (sırasında) ante (önünde)

sobre (hakkında) acerca de (hakkında)

aparte de (–den başka) a pesar de (rağmen)

tras (arkasından)

jueves, 30 de octubre de 2008

La Rana Azul

Blaney era una rana diferente. Era
azul con topos de color azul oscuro,
y también una barriga amarilla. Era
muy guapa. Todo el mundo pensaba
que ella era bonita. Un día, se dio
cuenta de que sus topos estaban
cambiando. Estaban volviéndose morados. Había
oído de una enfermedad que se llama la enfermedad
de topos morados, pero nunca pensó que ella podría
tener esa enfermedad. Pensó, “Habré comido los
champiñones morados que son conocidos por dar
esa enfermedad. ¡O NO!, si mis topos cambian,
nadie pensara que soy bonita.”
Blaney fue al doctor. El le dijo que nunca podría
quitarse los morados. ¡NUNCA! Al principio, Blaney
estaba enfadada, pero luego decidió que le gustaba
el color morado. Pensó, “¿Por qué no cambio todos
los topos a morado?” Comió un montón
de champiñones y se cambió a ser
totalmente morada. Era muy bonita.
Todo el mundo lo pensaba.

martes, 28 de octubre de 2008

En una tienda de departamento

Srta. Mart’nez: Deseo comprar un vestido de dos piezas para mi madre.

Empleada: ¿Qué tela prefiere usted?

Mart’nez: Una tela fina pero no muy cara.

Empleada: ¿Desea usted que la falda y la blusa hagan juego?

Mart’nez: Naturalmente. Y prefiero las dos piezas del mismo color.

Empleada: Tenemos unos vestidos de manga corta y cuello bajo que son muy elegantes.

Mart’nez: En realidad prefiero este vestido de seda con sombrero y guantes.

Empleada: Claro. Este es muy elegante y no cuesta demasiado.

Mart’nez: Muy bien. Lo tomaré. ¿Podr’a usted entregarlo a mi casa esta tarde?

Empleada: S’ sin problema, y much’simas gracias.

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At the Department Store

Miss Martinez: I would like to buy a two piece dress for my mother.

Salesgirl: What kind of material would you like?

Martinez: A good material but not very expensive.

Salesgirl: Do you want the skirt and blouse to make a suit?

Martinez: Naturally. And I prefer the two pieces to be the same color.

Salesgirl: We have some dresses with short sleeves and low necklines that are very elegant.

Martinez: In reality, I would prefer that silk dress with a hat and gloves.

Salesgirl: Of course. That is very nice and it does not cost too much.

Martinez: Very good. I’ll take it. Could you send it to my house by this afternoon?

Salesgirl: Yes. No problem; and thank you very much.

La agencia de viajes

El agente: ¿Buenos dias (Buenas tardes) En que le podr’a ayudar?

El cliente: Buenos d’as (Buenas tardes) Yo quiero hacer un viaje a Puerto Rico. Necesito billetes y otra información.

El agente: Bueno. Usted necesita un billete de ida y vuelta ¿verdad? Cuando tiene que embarcar?

El cliente: Quiero llegar a San Juan el tres de agosto y quedarme all’ todo el mes.

El agente: Claro. Un boleto de avión de Nueva York a San Juan en segunda clase cuesta noventa pesos as’ que ida y vuelta costará ciento ochenta pesos.

El cliente: Pero no. . . . Yo lo quiero de primera clase.

El agente: Entiendo ahora. Ida y vuelta en primera clase costará dos cientos cincuenta pesos. Confirmaré las reservaciones y le llamaré por teléfono manana.

El cliente: Bueno y muchas gracias por su tiempo.

El agente: A sus órdenes.

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Travel agent: Good day. How can I help you?

Client: Hello. I want to take a trip to Puerto Rico. I need some tickets and other information.

Travel agent: Very well. You need a round trip ticket, don’t you? When do you want to leave?

Client: I want to arrive in San Juan August 1st and stay the entire month.

Travel agent: Let’s see. A second class airline ticket from New York to San Juan costs ninety dollars, therefore, round trip would cost you one hundred eighty dollars.

Client: But no . . . I don’t want second class. I wish to travel first class.

Travel agent: I understand now. Round trip first class will cost you two hundred fifty dollars. I shall confirm the reservations and call you tomorrow.

Client: Very well and thank you for your time.

Travel agent: At your service.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Un nacionalismo turco de bandera

Esemboga. Aeropuerto internacional de Ankara. ¿De ankara? Bueno, a 30 kilómetros de Ankara. Mármol, tecnología punta, diseño de última generación y césped en mitad de un desierto. ¡Y una pila de banderas turcas por todas partes!

El paisaje de Anatolia central no es lo que más sorprende a un viajero español; es como viajar por Albacete o Ciudad Real. Torbellinos de polvo, caseríos de ladrillo visto, campos en barbecho sin un solitario árbol que puntee con ritmo la mirada, una colina, otra colina y otra más… Sin embargo, lo que sí resulta chocante a un español o cualquier europeo que no se fíe de los clásicos símbolos del nacionalismo patrio local es que en cada una de sus cimas ondee, reluciente, como recién estrenada y a punto de estallar de gusto, una bandera roja con su luna y su estrella blancas.

Cambios que dan miedo

A menudo son gigantes, surgen por todas partes y llegan a los rincones más insospechados: los balcones de los geçekondu construidos de la noche a la mañana en los suburbios de las pobladas ciudades, tras la puerta de los baños de hombres de una mezquita de barrio, en las cuevas de la Capadocia, en las ventanas de los dolmuş -esos microbuses que recorren como hormigas dislocadas las arterias de toda urbe aquí-, en las playas de Éfeso o en el fondo de un reloj de pared de una tienda de narguiles y ojos de la suerte.

Lo mismo resulta con los omnipresentes retratos del padre de la patria turca moderna, Atatürk, muerto en 1938. Atatürk vestido de piloto de aviones en los aeropuertos, Atatürk con los empleados de correos, Atatürk a caballo, Atatürk en el despacho de helados de cualquier calle…., y siempre con sus cejas draculeanas dispuestas a infundir respeto o intimidación. Como si estuviéramos en un país que acaba de ganar una guerra. O de perderla. En los últimos 10 años, Turquía sopesa el deber de pasar de ser un Estado unitario a otro que reconozca las particularidades culturales y territoriales que lo componen. Y eso es algo que asusta a la nomenclatura.

Los turcos aman más a su país

Por qué necesita un país de raíces milenarias reafirmar con tanto ahínco sus símbolos nacionales? Paseo por Konya, 700.000 habitantes; es la cuna espiritual de Turquía desde que viera morir entre sus muros a Rûmi, el sabio sufí fundador de la hermandad de los derviches. Me acompañan Selma y Özlem, dos improvisadas e inmejorables cicerones y estudiantes de ingeniería técnica con quienes descubro la ciudad. Al pasar junto al patio de un colegio observamos en su centro un poste de más de 20 metros de alto del que pende una bandera turca de dimensiones superlativas. Pregunto por qué, para qué, desde cuando… “Es que los turcos amamos mucho a nuestro país”, me dice Selma. Los españoles somos tan chauvinistas como el que más y no por ello perdemos energías y dinero en colocar banderas por todas partes. Se lo traslado. “No es lo mismo, no lo podéis comprender”, remata dándome a entender que el resto de europeos no amamos a nuestro país con la misma intensidad que los turcos el suyo.

Cenando mientras atardece en las colinas de Ayanbey y Çavuş, con la silueta de los rascacielos de Konya de fondo, nos atiende Ahmed, un joven estudiante de lengua inglesa. “A mí no me importa que nos llamen nacionalistas a los turcos. Si nos aceptan tal como somos en la UE, bien. Y si no nos quieren, tampoco será grave para mí país. No nos va a ir peor si nos acercamos a Rusia, por ejemplo”, razona en un inglés sin demasiados tropiezos, algo casi insólito en estos lares. Es cierto que Turquía observa con atención la reacción pusilánime de las “potencias” occidentales a la invasión rusa de su país vecino, Georgia. La tentación de aliarse con el matón del barrio puede ser grande.

Apagón cultural

Nadie diría recorriendo la capital cultural de Turquía que el teatro de la Ópera Süreyya de Estambul es uno de los más activos e innovadores de Europa. Todos los estandartes publicitarios que cuelgan de las farolas de Budapest, Milán o Berlín para anunciar la inminencia de un espectáculo importante, se usan en Estambul para colorear la ciudad de banderas nacionales. Un apagón cultural en rojo y blanco que impera en toda la ciudad. Apenas se anuncian las numerosas citas culturales o artísticas. Es como si todo en Turquía hubiera empezado con Atatürk. Algo de lo que se queja a menudo el premio Nobel turco de literatura, Orhan Pamuk, perseguido por la justicia turca por ofensas a la identidad nacional: “Soplan vientos ultranacionalistas en mi país. En Occidente es muy fácil percibirlos. Pero en el fondo, el nacionalismo no es tan importante como el autoritarismo que está detrás y que es el mismo de siempre”, declaraba a la prensa española en 2007.

Por Fernando Navarro Sordo

lunes, 20 de octubre de 2008

Testigo del robo (witness to the robbery)

Ayer yo fui al banco porque me olvidé de depositar un cheque importante y de sacar dinero para el fin de semana. A mi lado llegó un hombre con barba corta, bigote y pantalones bien sucios. El no se afeitó esa mañana y era obvio que no se limpío tampoco. El se acercó al mostrador y le gritó a la cajera, ¡Dáme todo el dinero! La cajera puso el dinero en una bolsa y se la dio al ladrón. Luego, el ladrón salió del banco corriendo y entró en un coche aparcado frente el banco. Una mujer condujo el coche hacía el parque. Entonces, tres policías llegaron y nos hicieron muchas preguntas sobre los dos ladrones. Al final, yo salí del banco y fui a un bar cerca del banco para recuperarme el coraje.

viernes, 17 de octubre de 2008

Las cosas de María / Un viaje a Costa Rica

María has asked her friend Clara to pick up some things at Raúl's house. There are a number of items belonging to different people, so she needs to explain who has what. Read carefully before answering the questions.

Clara, muchas gracias por tu ayuda. Primero, necesito mis libros de historia. Hay muchos y los libros de filosofía son de Marisol. Raúl tiene cinco libros de inglés. Sus libros son enormes. Segundo, hay una silla pequeña y verde. Es mi silla. La silla roja es de Raúl y Manolo. Tercero, mi hermano necesita su televisor. Es pequeño y viejo. El televisor de Raúl también es pequeño pero es nuevo. Finalmente, los dos teléfonos son de mi novio Jorge. El necesita el teléfono negro. Raúl desea el teléfono blanco. Es todo, CLara. Llámame más tarde cuando llegas a casa.

Hace dos meses viajé a Costa Rica con mi amigo Raúl. Nosotros decidimos ir durante la temporada seca para visitar los parques nacionales. Llegamos primero por avión en San José, la capital, pero no nos gustó mucho. La ciudad es cara y nos costó un ojo de la cara la habitación. Salimos por autobús el próximo día para el parque Arenal. Arenal es un volcán activo. Raúl y yo pasamos tres dí acampando cerca del volcán. Antes de salir, subimos el volcán y vimos de la cima todos los barcos pescando en el lago. Luego, un guía turístico nos llevó por carro al parque Monteverde. En el parque descubrí monos cara blanca, serpientes peligrosos, muchos insectos y frutas deliciosas. Caminamos por todo el parque y tomamos muchas fotos. Una semana después, Raúl y yo alquilamos (rented) un carro y manejamos a Puerto Viejo, un pueblo en la costa caribiana. Allí pescamos, nadamos en el mar, y comimos muchos mariscos. Yo regresé a casa un mes después de Raúl, el cual salió en marzo. ¡Qué maravillosa! ¡Nunca voy a olvdarme los lugares de interés que visité en Costa Rica!

jueves, 16 de octubre de 2008

Trabajar, trabajar, trabajar...

Manolo trabaja en el hospital por la tarde. Él trabaja desde las cuatro de la tarde hasta las doce de la mañana. Desea empezar a trabajar a la una de la tarde, pero el hospital no necesita un empleado a la una.
Raúl y Rosa trabajan por la noche. Ellos trabajan en la biblioteca y estudian mucho desde las ocho de la tarde hasta las dos de la mañana. Rosa y Raúl son amigos pero Rosa y Manolo son novios. Ella llama a Manolo por teléfono y ellos hablan por unos minutos a las once de la noche. A veces Rosa habla con Raúl de sus problemas sentimentales. Los tres regresan a casa muy tarde por la mañana. Desean trabajar menos y estudiar más.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Saludos en la clase

Raúl: --Buenos días, Rosa. ¿Cómo estás?
Rosa: --Muy bien, gracias. ¿Y tú?
Raúl: --Regular. Oye, ¿es ella la profesora? ¿De dónde es?
Rosa: --Sí, es la profesora Santos. Ella es de Chile.
Raúl: --¿A qué hora es la clase? . . .Mira, aquí viene.
Prof. Santos: --Buenos días. ¿Cómo están ustedes?
Rosa: --Muy bien, gracias. Usted es de Chile, ¿verdad?
Prof.Santos: --Sí, yo soy de Chile. Y ustedes, ¿de dónde son?
Rosa: --Yo soy mexicana y Raúl es costaricense.
Prof. Santos: --Mucho gusto. . . Ay, ¿Qué hora es?
Raúl: --Son las nueve.
Prof. Santos: --Por favor, pasen y tomen asiento.
Raúl y Rosa: --Sí, muchas gracias.

martes, 14 de octubre de 2008

GRADACIÓN DE LOS ADJETIVOS Sıfatların Karşılaştırması

1. Igualdad – eşitlik

Bir şahıs veya şeye ait sıfatın, başka bir şahıs veya aynı sıfatla eşit derecede oldu- ğunu gösterir. Bunu yapmak için sıfatın önüne tan arkasına ise como sözcükleri getirilir. Buradaki tan sözcüğünün Türkçe karşılığı “kadar”, como sözcüğünün Türkçe karşılığı ise “gibi”dir.

tan .......... como (kadar ..........)

tan joven como (kadar genç)

tan viejo como (kadar yaşlı, kadar eski)

tan pequeño como (kadar küçük)

tan grande como (kadar büyük)

tan largo como (kadar uzun)

tan útil como (kadar yararlı)

tan interesante como (kadar ilginç)

tan caro como (kadar pahalı)

tan barato como (kadar ucuz)

tan guapa como (kadar güzel)

tan bajo como (kadar kısa)



tan inteligente como (kadar zeki)





2. Superioridad – üstünlük



Bir şahıs veya şeye ait sıfatın, başka bir şahıs veya aynı sıfattan daha üstün olduğunu belirtmek için kullanılan derece şeklidir. Bunu yapmak için sıfattan önce más sözcüğü ve sıfattan sonra que sözcükleri kullanılır. Más Türkçe’deki “daha” sözcüğünün karşılığıdır.



más .......... que ( -den daha fazla)



más joven que (-den daha genç)



más guapa que (-den daha güzel)



más largo que (-den daha uzun)



más interesante que (-den daha ilginç)



más útil que (-den daha yararlı)



más alto que (-den daha uzun)



más caro que (-den daha pahalı)



más importante que (-den daha önemli)



más feo que (-den daha çirkin)



más grande que (-den daha büyük)



3. Inferioridad – aşağılık



Bir şahıs veya şeye ait sıfatın diğer benzerleri arasında daha aşağı olduğunu anlatmak için kullanılan derece şeklidir. Bunu yapmak için sıfattan önce menos ve sıfattan sonra que sözcükleri kullanılır. Buradaki menos sözcüğünün Türkçe karşılığı “daha az”dır.



menos .......... que (-den daha az)



menos alto que (-den daha kısa)



menos caro que (-den daha az pahalı)



menos interesante que (-den daha az ilginç)



menos guapa que (-den daha az güzel)



menos útil que (-den daha az yararlı)



menos importante que (-den daha az önemli)



menos inteligente que (-den daha az zeki)



Kurallara uymayan sıfat dereceleri:



Bazı sıfatların kendine özgü karşılaştırma dereceleri vardır.



grande mayor



pequeño menor



bueno mejor



malo peor



alto superior



bajo inferior





Grado superlativo – en üstünlük derecesi



Bir şahıs veya şeye ait sıfatın diğer benzerleri arasında en üstün düzeyde olduğu- nu anlatmak için kullanılan derece şeklidir. Bu iki türlü yapılabilir:



a) muy sıfatı ile:



José es muy alto. José çok uzun boyludur.



María es muy guapa. María çok güzeldir.



Esta pregunta es muy Bu soru çok zordur.

difícil.



Ese chico es muy Şu çocuk çok zekidir.

inteligente.



Mi casa es muy grande. Evim çok büyüktür.



b) –ísimo, –ísima takısıyla:



José es altísimo. José çok uzun boyludur.



María es guapísima. María çok güzeldir.



José es él más alto. José en uzun boyludur.

source: http://www.fono.com.tr

sábado, 11 de octubre de 2008

La cultura de Turquía se abre al mundo

Magic Istanbul & Mercan Dede


El país se presenta en Francfort con "todos los colores" -turco, pero también árabe, kurdo, griego, armenio o judío sefardí- de su compleja identidad. Editores y autores -algunos no viajan a la feria- mostrarán las múltiples voces de su literatura

Dos turcos bien distintos, el escritor laico Orhan Pamuk y el presidente islamista Abdulá Gül, van a oficiar este martes la puesta de largo de las letras de su país en la Feria del Libro de Francfort. La cultura de Turquía acude este año como invitada de honor con la voluntad de abrirse al mundo. El primero estuvo a punto de ir a la cárcel en 2005 por "ofender la identidad nacional" con sus declaraciones sobre el conflicto kurdo y el genocidio armenio. El segundo se libró el pasado mes de agosto por un solo voto del Tribunal Constitucional de ser apartado de la política, acusado de "atentar contra los principios laicos del Estado". Traducido a más de 30 lenguas, el novelista Pamuk es el primer premio Nobel de Literatura de la historia turca. Gül, cofundador del islamismo político moderado en Ankara, fue artífice como ministro de Asuntos Exteriores del acercamiento sin precedentes del antiguo Imperio Otomano a la Unión Europea.

Los más de 350 autores y 100 editores turcos presentes en Francfort -la feria se inaugura el martes 14 y se desarrolla entre los días 15 y 19- llevarán también consigo todas las contradicciones de la Turquía moderna, una nación con siete siglos de historia que aún no ha cumplido los cien años y que no deja de crecer en población y empuje económico. Turquía se presenta con "todos los colores" -turco, pero también árabe, kurdo, griego, armenio o judío sefardí- de su compleja identidad, como acertadamente reza el lema de su delegación en la gran feria cultural alemana.

Hace ya tiempo que a los intelectuales turcos el traje de su país les viene estrecho. Los tabúes se rompen por todas las costuras. Nadie calla. Varios escritores han declinado la invitación de su Ministerio de Cultura para viajar a Francfort. La polémica sustitución a última hora de la interpretación en la ceremonia inaugural de la feria de la pieza musical Oratorio a Nazim Hikmet -el poeta comunista represaliado por el régimen kemalista durante la guerra fría- por el Oratorio a Yunus Emre -cuyos refinados versos medievales dieron origen al Diván, la edad de oro de la poesía en Anatolia- suscitó el rechazo de autores como la novelista Leyla Erbil (Estambul, 1931), una de las principales figuras innovadoras de la narrativa turca.

"No comparto la opinión de los escritores contestatarios. Yo voy a ir a Francfort. No represento al Gobierno de Ankara, sino a la literatura turca", asegura Nedim Gürsel (Gaziantep, 1951), quien tuvo que exiliarse en París tras el golpe de Estado militar de 1980. Hoy da clases en la Universidad de la Sorbona y es uno de los novelistas turcos con mayor difusión internacional. "La obra de los escritores turcos es muy poco conocida, por eso creo que la Feria de Francfort, donde se negocian los derechos de autor, representa una gran ocasión para que alcance la difusión que merece", precisa el autor de Los turbantes de Venecia, publicada en España por Alianza. Gürsel confía además en el futuro de la narrativa nacional: "En los escaparates de las librerías de Estambul destacan las obras de las mujeres, algo insólito en un país musulmán". Autoras como Elif Shafak (Estrasburgo, 1971), Perihen Magdem (Estambul, 1960) o la propia Leyla Erbil están entre las favoritas del público turco.

En el largo viaje hacia Occidente que emprendieron desde las estepas del centro de Asia, los turcos asimilaron durante siglos las culturas árabe y persa, y las de otros muchos pueblos mediterráneos, de Oriente Próximo o de los Balcanes. Pero en apenas unas décadas, han experimentado la transformación del Estado autoritario fundado por Mustafá Kemal, Atatürk, tras el colapso del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial, que impuso por decreto el alfabeto latino, en un país con ansias de modernización que negocia entre sobresaltos su adhesión a la Unión Europea. Una era de cambios que lleva de la endémica carestía de papel que estrangulaba en el pasado la edición de libros a las 6.000 librerías y 1.700 editoriales que hoy mueven 600 millones de euros al año.

Francfort recibe la cultura de Turquía como si ésta estuviera en su propia casa. Más de 2,5 millones de turcos viven en Alemania, donde no se discute la identidad germano-turca de numerosos escritores, cineastas e incluso políticos. La editora Müge Sökmen copreside el comité organizador turco en la feria. "El Gobierno se ha limitado a financiar el proyecto; las asociaciones de editores y escritores han seleccionado libremente a los participantes. Lo importante es que Turquía se presenta por primera vez con todo su colorido de identidades culturales", advierte Sökmen, antigua presidenta del comité de escritores turcos encarcelados. Aunque hoy en día no hay intelectuales en prisión por delitos de opinión, la justicia turca no ha dejado de incoar en los tres últimos años más de 200 casos relacionados con la libertad de expresión.

"En Occidente muchos siguen viendo Turquía y sus conflictos en blanco y negro. Pero tiene voces muy diferentes. En Francfort no queremos hacer una presentación diplomática o turística, sino mostrar nuestra cultura al mundo en toda su amplitud. La literatura turca no es sólo Pamuk. Los jóvenes autores, los futuros Pamuk van a ser el núcleo de nuestra representación", anticipa esta responsable de la feria.

¿Pero qué literatura turca se presenta en Francfort? Rafael Carpintero, profesor de la Universidad de Estambul y traductor de Orhan Pamuk, la define como una gran desconocida que no tiene quien la traduzca. "Hay una clara falta de referencias para saber qué es clásico y qué es valioso entre lo contemporáneo", sostiene. "Aparte de la llamada trilogía -los clásicos Nazim Hikmet y Yasar Kemal, tildados de escritores políticos, y el Nobel Pamuk-, sólo existe el vacío, ni siquiera hay traducciones al español de obras clásicas".

Para Carpintero, la literatura turca tiende a tener más eco en el mundo en función de los problemas de los escritores con la justicia. "Muchos autores bromean diciendo: 'No eres un gran escritor turco hasta que no has pasado por la cárcel'. Sin embargo, sus obras no tienen mucho que ver con esa imagen pintoresca de las mil y una noches que nos hacemos en Europa. Cuando las conocemos, nos resultan muy cercanas".

Ahmet Ümit (Gaziantep, 1960), uno de los escritores jóvenes más populares en su país, donde sus novelas son llevadas al cine o la televisión, ya ha dado ese salto. Su best seller Patasana acaba de ser editado en España por Umbriel bajo el título de La tumba negra, una trama de intriga histórica y contemporánea en la que la violencia islamista y el conflicto kurdo se entremezclan con el papel dominante del Ejército en la sociedad. "Muchos autores jóvenes recurrimos a la intriga histórica", revela Ümit, "para hacer que caigan las máscaras de la realidad en Turquía". -

jueves, 9 de octubre de 2008

Estambul, entre Oriente y Occidente

Magic Istanbul & Mercan Dede


A lo largo de la historia esta fascinante ciudad fue capital de tres imperios: romano, bizantino y otomano, una circunstancia que ha servido para que en todos y cada uno de sus rincones pueda admirarse la herencia cultural y artística de una ciudad que se ha convertido en uno de los destinos preferidos por los turistas que se acercan hasta Turquía.
Primero se llamó Bizancio, luego Constantinopla, cuando el emperador Constantino la convirtió en capital de un imperio (el romano) que comenzaba su declive, y, finalmente, fue bautizada como Estambul, cuando los turcos otomanos se establecieron en el poder. El despliegue de palacios, de mezquitas, de mercados y barrios llenos de vida hacen de ella una ciudad única, amén de ser la única metrópoli del mundo levantada entre dos continentes, Europa y Asia.

Quizás una de las imágenes más conocidas y sugerentes de Estambul sea el bosque de afilados minaretes que se extienden por las suaves colinas sobre las que se asienta la ciudad. Ubicada en el estrecho del Bósforo, que separa la parte asiática de la europea, y que comunica, además, el Mar de Marmara con el Mar Negro, posee un puerto natural, el Cuerno de Oro, que separa los barrios antiguos del norte de los más viejos (y también más valiosos) del sur, estos últimos protegidos por una muralla de más de siete kilómetros.

Tras estas murallas se alza el barrio de Sultanahmet, donde se encuentra lo que no debe perderse de Estambul bajo ningún concepto: las cúpulas, los minaretes y los magníficos esmaltes del templo del mismo nombre (más conocido como Mezquita Azul), erigido a comienzos del siglo XVII frente a los restos de lo que fue el hipódromo romano, y muy cerca de Santa Sofía.

Consagrada a la Sabiduría Divina y símbolo del esplendor bizantino, Santa Sofía, coronada por su cúpula de una treintena de metros de diámetro, fue levantada por Constantino el Grande y reconstruida por Justiniano en el siglo VI, y desde entonces ha albergado una basílica cristiana, una mezquita otomana más tarde y, hoy, un elegantísimo templo de mosaicos, mármoles y sombras que figura como museo.
En la ruta hacia el Gran Bazar, bajo cuyas cúpulas regatear hasta la extenuación en sus 3.000 tiendas de alfombras, cueros, oro y baratijas, aparece la Cisterna Bizantina y, hacia una de sus entradas, la elegantísima mezquita de la Luz o Nuruosmaniye, mucho más anónima y sosegada pero de una belleza sobrecogedora.

A una orilla del Cuerno de Oro, la Mezquita Nueva o Yeni Cami se alza no lejos de las cúpulas escalonadas de la Süleymaniye, rubricada por Sinán, el más famoso de los arquitectos otomanos, y hacia otro de sus extremos la de Eyüp, la favorita para llevar a los niños el día de fiesta de su circuncisión.

Con ellas el periplo por sus templos más imprescindibles podría quedar saldado, pero una vez allí sería un desperdicio no acercarse a buscar placeres más terrenos al barrio de Kumkapi, en el que compartir mesa con una familia turca al completo en sus restaurantes de pescado, o al encantador Ortaköy, cuajado de jóvenes a la moda en las terrazas de sus cafés con vistas al Bósforo. O a paladear los mosaicos de la iglesia del Cristo Pantocrátor y aspirar los aromas de un harén en el Palacio de Topkapi antes de trepar al atardecer a la Torre de Gálata para auparse sobre la ciudad entera a esa hora bruja en la que el Cuerno de Oro se tiñe de colores que hacen honor a su nombre.

http://www.hola.com/viajes/

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miércoles, 8 de octubre de 2008

Vocabulario

amar - sevmek
escuchar (es-koo-char) - dinlemek
estudiar (es-too-dee-ar) - ders caçlışmak, okulda okumak
hablar (ah-blar) - konuşmak
llamar (yah-mar) - aramak
necesitar (neh-seh-see-tar) - ihtiyacı olmak
regresar (reh-greh-sar) - dönmek
trabajar (trah-bah-jhar)2 - çalışmak

cuál (kwahl)- hangi
cuándo (kwahndo) - ne zaman
cuánto(-a) (kwahnto) - ne kadar
cuántos(-as) (kwahntos)- ne kadar
dónde (dohn-day) - nerede
por qué (poor-kaay)3 - niçin
qué (kay) - ne
quién (kee-en) - kim

Amo a Tanya. ("I love Tanya")
Él trabaja en la universidad. ("He works at (in) the university")
Nosotros escuchamos a la profesora. ("We listen to the teacher")
Ellos estudian a las ocho. ("The men study at 8")
Ellas hablan español. ("The women speak Spanish")
Yo regreso a la universidad a las tres. ("I return to the university at 3 o'clock")
¿Estudias matemáticas? ("Do you study math?")
¿Necesita dinero ella? ("Does she need money?")

lunes, 6 de octubre de 2008

Oraciones condicionales Irreales

ORACIONES CONDICIONALES IRREALES



Gerçekleşmesi mümkün olmayan şart cümleleridir.



PRESENTE

Si + imperfecto de subjuntivo
Condicional simple



Si tuviese tiempo,
iría a verte.





Cümleler:



No tengo tiempo. No puedo ir a verte. Zamanım yok. Seni görmeye ge-lemeyeceğim.

Si tuviera tiempo, iría a verte. (Eğer) vaktim olsaydı, seni görmeye gelirdim.



No tengo dinero. No puedo comprarlo. Param yok. Onu satın alamıyorum.

Si tuviera dinero, lo compraría. Param olsaydı, onu alırdım.

No tengo tabaco. No puedo fumar. Tütünüm yok. Sigara içemiyorum.

Si tuviera tabaco, fumaría. Tütünüm olsaydı, sigara içerdim.



No tenemos pelota. No podemos jugar Topumuz yok. Futbol oynayamıyo-

al fútbol. ruz.

Si tuviéramos pelota, jugaríamos al fútbol. Topumuz olsaydı, futbol oynardık.



No tengo coche. No puedo viajar. Arabam yok. Seyahat edemiyorum.

Si tuviera coche, viajaría. Arabam olsaydı, seyahat ederdim.



No tengo tiempo. No puedo venir Vaktim yok. Seninle gelemem.
contigo.

Si tuviera tiempo, vendría contigo. Vaktim olsaydı, seninle gelirdim.



No tengo entrada. No puedo ir al teatro. Biletim yok. Tiyatroya gidemiyo-

rum.

Si tuviera entrada, iría al teatro. Biletim olsaydı, tiyatroya giderdim.



No tengo su teléfono. No le puedo llamar. Bende telefonunuz yok. Sizi araya- mıyorum.

Si tuviera su teléfono, le llamaría. Bende telefonunuz olsaydı, sizi arardım.



No hace sol. No podemos ir a la playa. Hava güneşli değil. Plaja gideme-

yiz.

Si hiciera sol, podríamos ir a la playa. Hava güneşli olsaydı, plaja gider-

dik.



No tengo la llave. No puedo abrir la Anahtarım yok.Kapıyı açamıyorum.
puerta.

Si tuviera la llave, podría abrir la Anahtarım olsaydı, kapıyı açabilir-

puerta. dim.



No tenemos dinero. No podemos ir de Paramız yok. Tatile gidemiyoruz.
vacaciones.

Si tuviéramos dinero, podríamos ir de Paramız olsaydı, tatile gidebilirdik.

vacaciones.



No hay nadie en casa. No podemos Evde kimse yok. İçeriye giremiyo-

entrar. ruz.

Si hubiera alguien en casa, podríamos Evde biri olsaydı, eve girebilirdik.

entrar.



No tengo pasaporte. No puedo salir al Pasaportum yok. Yabancı ülkeye

extranjero. yıkamıyorum (gidemiyorum).

Si tuviera pasaporte, saldría al Pasaportum olsaydı, yabancı ülke-

extranjero. ye çıkardım (giderdim).



Si hiciera calor, podríamos ir a la Hava sıcak olsaydı, plaja gidebilir-
playa. dik.

Si supiera inglés, iría a Inglaterra. İngilizce bilseydim, İngiltere’ye gi-

derdim.



Si nevara, iría a esquiar. Kar yağsaydı, kayak yapacaktım.

Si supiera su dirección, le podría Adresinizi bilseydim, size yazabilir-

escribir. dim.





¿Qué harías si te toca la lotería? Sana piyango vursaydı ne yapar-

dın?

Si me tocara la lotería, compraría una Eğer piyango bana vursaydı, bir ev

casa. satın alırdım.



¿Qué harías si tuvierais tiempo? Vaktiniz olsaydı ne yapardın?

Si tuviéramos tiempo, iríamos al Vaktimiz olsaydı, parka giderdik.

parque.



¿Qué harían si tuvieran más dinero? Daha çok paraları olsaydı ne ya- parlardı?

Si tuvieran más dinero, comprarían Daha çok paraları olsaydı, başka

otro coche. bir araba satın alırlardı.



¿Qué harías si aprobaras el examen? Sınavdan geçseydin ne yapardın?

Si aprobara el examen, haría un viaje. Sınavdan geçseydim, seyahat ederdim.



¿Qué harías si hiciera buen tiempo? Hava iyi olsaydı ne yapardın?

Si hiciera buen tiempo, iría a la playa. Hava iyi olsaydı plaja giderdim.



¿Qué harías si hubiera nieve? Kar olsaydı ne yapardın?

Si hubiera nieve, iría a esquiar. Kar olsaydı kayak yapardım.



¿Qué harías si tú estuvieras en mi lugar? Benim yerimde olsaydın ne yapar- dın?

Si yo estuviera en tu lugar, estudiaría Senin yerinde olsaydım, daha faz-

más. la çalışırdım.



¿Qué harías si fueras famoso? Ünlü olsaydın ne yapardın?

Si fuera famoso, viviría en París. Ünlü olsaydım, Paris’te yaşardım.



¿Qué harías si tuvieras mucho dinero? Çok paran olsaydı ne yapardın?

Si tuviera mucho dinero, no trabajaría. Çok param olsaydı, çalışmazdım.



¿Qué leerías si tuvieras tiempo? Zamanın olsaydı ne okurdun?

Si tuviera tiempo, leería una novela Zamanım olsaydı bir aşk hikayesi

de amor. okurdum.



¿A dónde irías si hiciera sol? Hava güneşli olsaydı nereye gider-

din?

Si hiciera sol, iría a la playa con mis Hava güneşli olsaydı arkadaşla-

amigos. rımla plaja giderdim.



¿Qué comprarías si tuvieras un millón? Bir milyonun olsaydı ne satın alırdın?

Si tuviera un millón, compraría un coche. Bir milyonum olsaydı bir otomobil satın alırdım.

¿Qué harías si tu estuvieras en mi Benim yerimde olsaydın ne yapar-

lugar? dın?

Si yo estuviera un tu lugar, les diría Senin yerinde olsaydım onlara bir

que se fueran a un hotel. otele gitmelerini söylerdim.



¿Qué harías si tu estuvieras en mi Benim yerimde olsaydın ne yapar-

lugar? dın?

Si yo estuviera en tu lugar, estudiaría Senin yerinde olsaydım sınav için

más para el examen. daha fazla çalışrdım.



Si tuviera dinero, iría a Madrid. Param olsaydı Madrit’e giderdim.

¿Irías a Madrid si tuvieras dinero? Paran olsaydı Madrit’e gider miy-

din?

Si yo fuera rico, compraría una casa Zengin olsaydım bir ev ve bir oto-

y un coche. mobil satın alırdım.

¿Comprarías una casa y un coche si Zengin olsaydın bir ev ve bir oto-

fueras rico? mobil satın alır mıydınız?



Si hiciera sol, iría a la piscina. Hava güneşli olsaydı havuza gi-

derdim.

¿Irías a la piscina si hiciera sol? Hava güneşli olsaydı havuza gider

miydin?



Si estuviera enfermo, iría al médico. Hasta olsaydım doktora giderdim.

¿Irías al médico si estuvieras enfermo? Hasta olsaydın doktora gider miy-

din?



Si perdiera el tren, cogería un taxi. Treni kaçırsaydım taksi tutardım.

¿Cogerías un taxi si perdieras el tren? Treni kaçırsaydın bir taxi tutar mıy-

dın?



Si no lloviera, iría a la playa. Yağmur yağmasaydı plaja gider-

dim.



¿Irías a la playa si no lloviera? Yağmur yağmasaydı plaja gider





Si tuviera hambre, comíera. Aç olsaydım yerdim.

¿Comerías si tuvieras hambre? Aç olsaydın yer miydin?

Si hiciera frío, compraría un abrigo. Soğuk olsaydı bir palto satın alır-

dım.

¿Comprarías un abrigo si hiciera frío? Soğuk olsaydı bir palto satın alır

mıydın?



Si aprobara el examen, iría de Sınavı geçseydim tatile giderdim.

vacaciones.

¿Irías de vacaciones si aprobaras el Sınavı geçseydin tatile gider miy-

examen? din?



Si tuviera sed, bebería agua. Susasaydım su içerdim.

¿Beberías agua si tuvieras sed? Susasaydın su içer miydin?



Si tuviera coche, iría al campo. Arabam olsaydı kıra giderdim.

¿Irías al campo si tuvieras coche? Araban olsaydı kıra gider miydin?


Cümleler:
No he ido a la excursión porque Geziye çıkmadım çünkü hastay-

estaba enfermo. dım.

Si no hubiera estado enfermo, habría Hasta olmamış olsaydım, geziye

İdo a la excursión. çıkmış olurdum.



No hemos comprado la casa, porque Evi satın almadık çünkü paramız
no tenemos dinero. yok.

Si hubieramos tenido dinero, la Paramız olmuş olsaydı, onu almış

habríamos comprado. olurduk.



Él ha suspendido el examen porque no Sınavdan kaldı çünkü çalışmadı.

ha estudiado.

Si él hubiera estudiado, no lo habría Çalışmış olsaydı, ondan kalmış ol-

suspendido. mazdı.



No hemos ido al teatro porque no había Tiyatroya gitmedik çünkü bilet yok-
entradas. tu.

Si hubieran habido entradas, habríamos Onlar olmuş olsaydı, tiyatroya git-

ido al teatro. miş olurduk.



Él robó muchos coches y ahora está en O bir çok araba çaldı ve şimdi ha-
la cárcel. piste.

Si él no los hubiera robado, ahora no Onları çalmamış olsaydı, şimdi ha-

estaría en la cárcel. piste olmazdı.



Mi hermano está en el hospital porque Erkek kardeşim hastanede çünkü
ha tenido un accidente. kaza geçirdi.

Si mi hermano no hubiera tenido un Erkek kardeşim kaza geçirmemiş

accidente, ahora no estaría en el hospital. olsaydı şimdi hastanede olmazdı.



El médico no llegó a tiempo y no pudo Doktor vaktinde gelmedi ve hastayı
salvar al enfermo. kurtaramadı.

Si el médico hubiera llegado a tiempo, Doktor vaktinde gelmiş olsaydı,

habria podido salvar al enfermo. hastayı kurtarmış olurdu.



No tenía dinero. No he hecho el Param yoktu. Seyahate çıkmadım.
viaje.

Si hubiera tenido dinero, habría hecho Param olmuş olsaydı, seyahate

el viaje. çıkmış olurdum.



No he visto a Carmen. No he podido Carmen’i görmedim. Onu na söy-
decírselo. leyemedim.

Si la hubiera visto, habría podido Onu görmüş olsaydım, onu ona

decírselo. söylemiş olurdum.



No hemos tenido tiempo. No hemos Vaktimiz yoktu. Sizi ziyaret edeme-

podido visitaros. dik.

Si hubiéramos tenido tiempo, habríamos Vaktimiz olmuş olsaydı, sizi ziyaret

podido visitaros. edebilmiş olurduk.



Ha llovido mucho. No he ido a pasear. Çok yağmur yağdı. Dolaşmaya git- medim.

Si no hubiera llovido tanto, habría ido Bu kadar yağmur yağmamış olsay-

a pasear. dı, gezmeye çıkmış olurdum.



Antonio no ha estudiado. No ha aprobado Antonio çalışmadı. Sınavı geçeme-

el examen. di.

Si Antonio hubiera estudiado, lo habría Antonio çalışmış olsaydı, onu geç-

aprobado. miş olurdu.



No me han arreglado el coche. He tenido Arabamı tamir etmediler. Otobüse
que coger el autobús. binmek zorunda kaldım.

Si me hubieran areglado el coche, no Arabamı tamir etmiş olsalardı, oto-

habría tenido que coger el autobús. büse binmek zorunda kalmamış olurdum.



Han llegado tarde. Han perdido el avión. Geç geldiler. Uçağı kaçırdılar.



Si no hubieran llegado tarde, no lo Geç gelmiş olmasalardı, onu ka-

habrían perdido. çırmış olmazlardı.



No he ido a Madrid. No he visto a Madrit’e gitmedim. Consuelo’yu
Consuelo. görmedim.

Si hubiera ido a Madrid, le habría visto. Madrit’e gitmiş olsaydım, onu gör- müş olurdum.



He perdido su número de teléfono. No Telefon numarasını kaybettim.
le he podido llamar. Onu arayamadım.

Si no hubiera perdido su número de Telefon numarasını kaybetmiş ol-

teléfono, le habría podido llamar. masaydım, onu aramış olurdum.



Ha conducido muy rápido. Ha tenido Çok hızlı sürdü. Kaza yaptı.
un accidente.

Si no hubiera conducido tan rápido, no Bu kadar hızlı sürmüş olmasaydı,

habría tenido un accidente. kaza yapmış olmazdı.



Como ha estado lloviendo toda la tarde, Bütün öğlen yağmur yağdığından

no hemos salido de casa. dolayı evden çıkmadık.

Si no hubiera estado lloviendo toda la Bütün öğlen yağmur yağmış olma-
tarde, habríamos salido de casa. saydı, evden çıkmış olurduk.



Como bebía y fumaba mucho, cayó Çok içki ve çok sigara içmesimden
enfermo. dolayı hasta düştü.

Si no hubiera bebido y fumado tanto, no Bu kadar içki ve sigara içmiş olma-

habría caído enfermo. saydı, hasta düşmemiş olurdu.



Como no riegas las flores, se te han Çiçekleri sulamamandan dolayı ku-
secado. rudular.

Si hubieras regado las flores, no se te Çiçekleri sulamış olsaydın, kuru-

habrían secado. mamış olurlardı.



Como se acostó tarde, no llegó a tiempo Çok geç yatmasından dolayı işe
al trabajo. vaktinde gidemedi.

Si no se hubiera acostado tarde, habría Çok geç yatmış olmasaydı, işe

llegado a tiempo al trabajo. vaktinde gitmiş olurdu.



Como no cerró bien la puerta, le Kapıyı iyi kapatmamasından dolayı
robaron. onu soydular.

Si hubiera cerrado bien la puerta no le Kapıyı iyi kapatmış olsaydı onu

habrían robado. soymuş olmazlardı.



Como no te pusiste el abrigo, ahora Paltonu giymediğinden dolayı şim-
estás enfermo. hastasın.

Si te hubieras puesto el abrigo, ahora Paltonu giymiş olsaydın şimdi has-

no estarías enfermo. ta olmazdın.

domingo, 5 de octubre de 2008

Estambul: panorama de las civilizaciones

IRIS CEPERO
Especial para El Nuevo Herald
Nunca supimos cómo fue repartida la geografía del mundo. Pero cualquiera que haya sido el método de entrega de tierras, mares, ríos y montañas, en ese juego de naipes, competencia de historias, bailes o sacrificios a los dioses, el representante de Estambul convenció al jurado y logró para los suyos uno de los sitios más hermosos del planeta.

Estambul tiene para sí el Estrecho del Bósforo, que hace que Europa y Asia parezcan una sola y lo sean, exclusivamente, en esa inmensa ciudad que hoy alberga a 11 millones de personas, convirtiéndose así en la más grande capital europea.

Estambul es Europa y Asia; vive expandida y atrapada entre los dos continentes y todos sus múltiples significados; unida por los barcos que zarpan cada pocos minutos de las terminales marítimas en tres esquinas del mar, por dos puentes enormes que acortan el paso intercontinental a un minuto y en breve también a través de un metro que correrá bajo las aguas del Estrecho.

El Bósforo pone a Rusia al alcance de la mano y, hacia el sur, el Mar de Mármara alarga el país hacia el sistema del Mediterráneo. Cientos de barcos modernos y lujosos acortan camino por esta ruta diariamente; millones de naves lo han atravesado a través de los siglos; banderas de cuanta tierra existe han ondeado atrapadas entre las cúpulas de las mezquitas y los palacios desde donde dominaron algunos de los más grandes imperios de la historia.

Una lengua de agua, el Cuerno de Oro, nace del Bósforo y divide la parte europea de Estambul en norte y sur, dibujando un río marítimo alrededor del cual se ha erigido la ciudad por los siglos y en cuyas riberas se construyen sus diversos universos.

Orhan Pamuk, Premio Nobel de Literatura del 2006, nació y ha vivido siempre en esta ciudad. Su libro de memorias Estambul no es una guía de viaje y mucho menos una descripción minuciosa o laudatoria, sino una bellísima, inusual, incomparable narración de las memorias de un hombre que ama, sufre y abraza su ciudad apasionadamente.

En Estambul, Pamuk dedica decenas de páginas a describir un sentimiento de añoranza o tristeza llamado en turco hüzüm y que, traducido como algo parecido a la nostalgia, él distingue como el más vívido sentimiento que la ciudad impone a sus habitantes: una emoción palpable sólo en zonas reales y emocionales que el forastero no puede visitar ni entender.

Sin pretensiones de comprender a Pamuk, pero atrapados por la promesa de belleza de la Mezquita Azul, la Basílica de Santa Sofía, los palacios de los sultanes, las iglesias y los restos romanos de la ciudad, Estambul, bajo el más grande cliché, prometía ser una ciudad fascinante.

Y no hay dudas: Constantinopla estuvo entre las más hermosas ciudades durante los 1,000 años que reinó sobre el Imperio Romano de Oriente, los otros 500 años que fue capital del Imperio Otomano. Pero no es su descendiente, el Estambul de hoy, lo que comúnmente podríamos llamar una ciudad hermosa. Estambul tiene gigantescos monumentos que por sí solos merecerían un viaje a Turquía, tiene los palacios más lujosos que la imaginación, la ostentación y el dinero juntos pueden crear, tantas y tan majestuosas mezquitas que las palabras no sabrían ser justas. Pero la verdad es que Estambul ni deslumbra ni encandila.

Aunque es una ciudad orgullosa de su pasado, no es el aire de Constantinopla el que se respira en las calles abarrotadas de gente y de anuncios. Con su silencioso y ultramoderno tranvía que pasa como un fantasma uniendo norte y sur por el borde de la costa, Estambul es, sobre todo, una urbe que acopla entre sus ruinas el confort de la modernidad y arrastra hacia el futuro el peso de la pobreza, las desigualdades y los fanatismos.

El espíritu de Estambul está, probablemente, en ese deseo de salvar un pasado glorioso y la necesidad de entrar al mundo de hoy con sus apuros y comodidades, entre el bullicio de grandes avenidas y el silencio absoluto de caminos y modos de vida casi medievales. Estambul tiene, además, la callada arrogancia de todas las ciudades bendecidas por el mar, convencida de que a través de él se abren todas sus puertas.

Gracias a sus colinas, Estambul se edifica sobre niveles, repartiéndose en incontables terrazas, laderas, hondonadas y construye en ellas todos los imaginables horizontes de miseria, opulencia, modernidad y pasado. Como buena parte del país, vive bajo la amenaza sísmica que ha dejado destrozos a lo largo de milenios. La ciudad, sin embargo, parece ajena a anunciados terremotos y sigue expandiéndose a un lado y otro de los dos continentes, con precarias viviendas hechas donde y como se puede y con deslucidos modernos edificios de varias plantas que no alcanzan para dar cobijo a tanto inmigrante.

En la parte más rica de la ciudad, las altas construcciones de cristales muestran lo último en lujo; y las calles interiores, llenas de pubs, restaurantes y jóvenes divirtiéndose, bien podrían estar en Barcelona. La gente entra y sale de tiendas vistosas, diseñadas con un encanto y un aspaviento propios de Londres, y siguen caminando con o sin rumbo por el boulevard Istiklal, apartándose sólo para dar paso al único vagón del viejo tranvía que sigue circulando entre la Plaza Taskim y la estación de Tünel.

No lejos de allí, en otras calles sin glamur ni dinero, la gente vive o sobrevive su miserable rutina, arrastrando carretillas como hace siglos. Los vendedores ambulantes vocean y las mujeres van y vienen del mercado; hombres solitarios marchan a la mezquita más cercana cuando el imán llama por altavoces.

A media mañana hay zonas enteras que parecen paralizados en otra época, sólo mujeres de negro rotundo, apenas los ojos visibles, al tanto de sus hijos que retozan calle abajo. Las calles son empinadas y estrechas, ni carro ni forastero alguno se atreven, los balcones angostos, parecen a punto de caer por el peso de las tendederas de ropa colgadas de un lado a otro de la calle. El barrio parece indiferente a la visita de extraños, pero uno sabe que detrás de cada velo, a través de las ventanas entrejuntas, tras los muros de las pequeñas mezquitas, cada movimiento es espiado.

No hay peligro, la zona es muy segura, pero la sensación de opresión y claustrofobia, esa especie de temor a perderse y no saber cómo salir, impide disfrutar sosegadamente toda la autenticidad del paisaje. Esa irracional aprensión dura hasta que una bocacalle termina en calle principal y uno comprueba la ruta más corta hacia el Estambul aparentemente más seguro, o sea,

más parecido a nosotros mismos. Unas horas después empieza a lamentar el apuro con que atravesó por esos otros mundos.

En esa ciudad de a pie, andando por calles fantasmales, en el ruido del semicaótico barrio de los bazares, en los olores a comida de cada esquina, en los puestos de venta de simit (el pan en forma de rosca, cubierto de sésamo), en los cientos de carritos de venta de maíz tostado, que la gente compra más por golosería que para calmar el hambre, en los limpiabotas y las dulcerías, Estambul sí es única y memorable. En la gente que sigue indiferente su rutina a pesar de los millones de turistas; es en las calles más solitarias de Fatih, tan pobres y desoladas y a la vez repletas de joyerías, donde la ciudad alcanza su más auténtico perfil.

En todo Estambul la gente es amable como si todavía viviera en los pueblos. La mayoría habla sólo turco, pero saben conversar con cualquiera sólo por señas o repitiendo las tres frases que aprendieron de algún turista. Como en todo el país, hay comida --deliciosa-- en todas partes, a todas horas. Uno se contagia con los turcos, termina comiendo también todo el tiempo y probando, por puro vicio o curiosidad, cuanta golosina hay en las vidrieras.

Una noche, en una dulcería de Seraglio Point, en la zona turística, el camarero prefirió regalarme un simit recién salido del horno, antes que cobrarme los pocos centavos que costaba la inmensa ración que, claramente, yo no podía comerme. Esa fue la primera de las varias veces que un turco regaló o compartió su comida como lo más normal del mundo, y con entendible chovinismo también. Perdidos por algún barrio, cualquier vecino viene voluntariamente a indicar el camino, aun cuando eso signifique interrumpir el tráfico varios minutos o desviarse de su ruta.

Una mañana salimos en busca de unos frescos del siglo XI en la iglesia de

San Salvador de Chora, lejos hacia el suroeste de la ciudad. El conductor prometió avisarnos la parada, pero el autobús pasaba calles y barrios y más barrios. En los autobuses, como en cualquier parte de Turquía, la gente parece ajena a la presencia de los extraños, pero al final cuando el conductor nos llamó para avisar el momento de bajarse, ya un anciano estaba mostrando, con señas, hacia dónde caminar, mientras una pareja joven indicaba, en perfecto inglés, la ruta exacta. Una vez más, los turcos estaban pendientes de todo y ofrecieron espontáneamente su ayuda y su consejo.

Es tarde de domingo, en verano, en la Plaza Beyazit. Hombres de todas las edades y todas las ropas entran a la plegaria en la mezquita del mismo nombre; familias vestidas de domingo pasean comiendo helados o tajadas de melón, señoras muy mayores y muy pobres, venden maíz para las palomas mientras los niños, con maíz o sin él, las espantan. Una fila de hombres vende lo que puede en una esquina, desde paquetes de medias hasta libros de uso, relojes de falsa marca y ridículos souvenirs. Hay más calma de la habitual, porque el Gran Bazar, a unos pocos metros, cierra hoy domingo.

Esta tarde de agosto la Plaza de Bayazit no es una foto de revista turística, ni siquiera el sitio que el

visitante escogería para disfrutar tranquilamente. No es precisamente bonito, los

parterres están descuidados, pero no sucios; la Universidad de Estambul, con su imponente puerta de estilo morisco, en el lado norte

de la plaza, permanece en silencio.

Uno empieza a entender a Pamuk, pero se da cuenta de que el novelista está totalmente equivocado: el hüsüm de las calles solitarias,

los cementerios junto a las iglesias y los perros callejeros no pertenece únicamente a los estambulinos. Yo pude sentirlo esta tarde de domingo en la Plaza de

Beyazit, en la suntuosidad de la mezquita, en el ruido tenue de las palomas sobre los adoquines, en los silbatos de los barcos anunciándose, en la gente que camina sin apuro. Bajando las escaleras de la plaza, el silencioso tranvía sigue moviendo multitudes hacia otros centros de Estambul