domingo, 13 de diciembre de 2009

'Turquía no esperará tanto como España para ser miembro de la Unión Europea'

* El ministro de Exteriores compara la adhesión de Ankara con la de Madrid
* 'Turquía es una democracia plena, pero no hay límite a la excelencia'
* 'Ankara no pone barreras: los grecochipriotas pueden venir cuando quieran'

Gionata Chatillard | Madrid
Actualizado martes 17/11/2009 09:17 horas

Si Ahmet Davutoglu posara en la foto de familia del próximo Consejo de ministros de Exteriores de la UE, no sería fácil encontrar al intruso. El jefe de la diplomacia es europeo tanto en su aspecto como en su forma de hablar. De hecho, considera que su país ya forma parte del Viejo Continente y que su entrada en la Unión es cuestión de tiempo, un trámite burocrático que, como mucho, sólo puede atrasar el cumplimiento de un destino inevitable.

A Davutoglu, de 50 años, le encanta comparar a Turquía con España. No sólo porque también Madrid tuvo que enfrentarse a largas negociaciones antes de recibir luz verde para entrar en el club comunitario. También porque los dos países viven bajo la amenaza del terrorismo independentista. Y porque ambos son los mayores patrocinadores de la Alianza de Civilizaciones, "una de las iniciativas que más éxito han tenido en los últimos 20-30 años". ¿La prueba? "La continuidad y la institucionalización del proyecto: en 2004 era una idea, ahora es un hecho»".

Pregunta.– En España, la oposición considera la Alianza de Civilizaciones como una especie de cuento de hadas. ¿El Gobierno turco recibe las mismas críticas?

Respuesta.– No, todo lo contrario. Existe un fuerte respaldo.

P.– ¿Qué espera Ankara de la Presidencia española de la UE?

R.– En España hay un apoyo generalizado a Turquía. Damos las gracias y esperamos más objetividad en la cuestión de Chipre.

P.– ¿Por qué Turquía no abre todos sus puertos y aeropuertos a los grecochipriotas, como exige la UE?

R.– En Turquía no existen estas barreras. Los grecochipriotas pueden venir cuando quieran. Pero existen muchas promesas que la UE no ha mantenido en relación a la parte turca de la isla, como levantar el embargo. La situación no es justa.

P.– Francia y Alemania se oponen a la entrada de Turquía en la Unión. ¿A qué tienen miedo?

R.– No creo que haya miedo, pero a veces hace falta tiempo para entender la importancia de un país. Francia bloqueó la entrada de España en la UE durante seis o siete años. No era miedo. Simplemente existían preocupaciones. Pero ahora España está en la Unión y las relaciones entre Madrid y París son mucho mejores que antes. Así, nosotros no miramos a las contingencias históricas, ni a las conjeturas psicológicas o políticas. Tenemos una visión de largo plazo. Cuando Turquía sea miembro de la UE, las relaciones entre Ankara y París mejorarán.

P.– ¿Hasta cuándo puede esperar Turquía? ¿Hay una fecha límite?

R.– Queremos entrar cuanto antes. No creo que esperemos siete años como España.

P.– Antes, también hay que resolver el problema kurdo. Ankara está llevando a cabo la llamada Iniciativa democrática para otorgar más derechos a esa minoría...

R.– Y eliminar el terrorismo.

P.– El Gobierno no negociará con el preso Abdalá Ocalan, líder del grupo guerrillero PKK. Pero sí lo hará con su brazo político, el DTP. ¿No habría que ilegalizar a este partido como España hizo con Batasuna?

R.– El caso del DTP está en manos de la Corte Constitucional, que es independiente del Gobierno. Para nosotros es un partido legal. Otras formaciones fueron ilegalizadas por su relación con el terrorismo.

P.– ¿Estudia Ankara una reforma constitucional?

R.– Sí, pero no a corto plazo. Y tampoco para un solo asunto, como el kurdo, sino para alcanzar un mayor nivel de democratización.

P.– ¿Ahora mismo no goza Turquía del mismo nivel de democracia de los demás países europeos?

R.– Turquía es una democracia plena. Pero no hay límite a la excelencia, siempre se puede mejorar.

P.– ¿No es el Ejército un problema para la independencia del Gobierno?

R.– No. Cada institución tiene su rol. Existen varias medidas para garantizar el carácter civil del Estado. Y las reforzaremos todavía más.

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/11/16/internacional/1258405493.html

Tras una década, Turquía sigue como la 'amante rechazada' de Bruselas

* El 57% de los turcos cree que la adhesión sería beneficiosa para Turquía
* Sólo el 38% piensa que alguna día el país euroasiático estará en la UE

Bram Peeters | Estambul
Actualizado sábado 12/12/2009 15:02 horas

Este sábado se cumple una década desde que se reconoció la candidatura de Turquía a la adhesión europea, pero a lo largo de los últimos diez años las esperanzas de Ankara se han convertido en desengaño amargo. Ante la continuada resistencia de Bruselas, ¿qué opinan los ciudadanos turcos?

Es sin duda la propuesta de ampliación más controvertida en la historia de la Unión Europea. Pero cuando primero se produjo el reconocimiento oficial de candidatura a la adhesión el 12 de diciembre de 1999 los turcos respondieron con euforia y confianza -tanta que el entonces primer ministro, Bülent Ecevit, dijo que su país tenía un "derecho innato" a formar parte de la UE-. Incluso cinco años más tarde perduraba el optimismo: cuando el primer ministro Recep Taypp Erdogan recibió la luz verde a las negociaciones en Bruselas fue recibido con fuegos artificiales a su regreso.

Pero la Turquía de hoy en día parece haber perdido la esperanza de antaño. Erdogan sigue diciendo que la integración es una "prioridad", pero con la oposición del primer ministro francés Sarkozy y la canciller alemana Merkel el avance parece imposible. Ante la continuada resistencia de Bruselas, ¿es concebible imaginar que la bandera de la UE ondee sobre los minaretes de la Hagia Sofía algún día?

En Estambul no es difícil encontrar gente que confían en un futuro europeo. en favor de la adhesión a la UE. Los jóvenes 'modernos' de la ciudad forman parte del 40% de la población turca que no lee el Corán, y del 25% que nunca ha pisado dentro de una mezquita. Al igual que Çagdas Yüksel, un turco de 23 años que sólo puede visitar a su novia en Atenas después de largos procedimientos de su visado, la mayoría de los jóvenes desean poder viajar libremente a la Unión.

"Me parece extraño que Europa termine en un río", añade Yüksel. "Hay gente en Turquía que son más europeos que algunos habitantes de los países actuales de la UE."
La cuestión del Islam

Sin embargo, incluso en la ciudad más europea de Turquía hay algún que otro euroescéptico. Cem Celebi trabajó en los Países Bajos durante cuatro años antes de volverse a Turquía para preparar su tesis doctoral, pero su tiempo en la UE sólo sirvió para reforzar su opinión en contra de la adhesión. "No debemos dar la espalda a nuestros vecinos del Este. Me temo que vamos a perder nuestra influencia en la región si nos convertimos en parte de la UE."

El ingeniero Ozkan Derya, ingeniero en la ciudad de Bursa, al otro lado del mar de Mármara, no está de acuerdo. "Tras la llegada del AKP al poder el Islam ha crecido en Turquía. Es algo que se desarrolla de manera peligrosa... El país no debería centrarse demasiado en Oriente Próximo, porque somos una nación secular, y como tal tenemos mucho más que ver con la UE. El gobierno islámico-conservador intenta seguir una agenda religiosa a través de mayores lazos con países no europeos. Nos tenemos que concentrar en el Occidente, porque alejamiento puede llevar a los extremos".

Curiosamente, muchos musulmanes y partidarios del AKP ven la adhesión europea como una forma de fortalecer sus derechos religiosos. En la ciudad conservadora de Konya, en el centro del país, el profesor Hüseyin Bagci dice que aunque él puede ir a rezar libremente en su mezquita, las leyes seculares del país le prohíben a su mujer el poder ejercer de maestra mientras lleve el hiyab. "Me parece absurdo que se les prohíbe llevar el hiyab a las chicas dentro de la universidad. El propio Erdogan se ha visto obligado a mandar a sus hijas a estudiar en Estados Unidos a causa de ello".

Su cuñado, Mehmet Ali, que acaba de regresar de Holanda tras vivir allí a lo largo de los últimos treinta años, dice que dentro de Europa hay mayor protección de los símbolos religiosos. "Los musulmanes en la UE tienen mucha más libertad que la que tenemos aquí. En los Países Bajos podría rezar durante las horas de trabajo y las fiestas cristianas y musulmanas se respetan sin ningún problema. La obsesión con lo secular aquí dificulta eso. Es un país extraño: todos somos musulmanes, pero intentan que practiquemos nuestra religión común".
Nacionalismo y la cuestión kurda

Los nacionalistas turcos se muestran divididos sobre el asunto. En la ciudad portuaria de Trebisonda, en el mar Negro, la mayoría ultranacionalista rechaza al acercamiento europeo. "Las personas de aquí creen que la entrada en la UE es perder la cultura. Pero estas mismas personas son incapaces de definir que, exactamente, es esa cultura que van a perder, ni por qué la adhesión implica su pérdida", explica Zeki Sancak, editor del periódico local.

Zynep Uludüz, maestro en una escuela primaria local, reconoce que su "gran líder y fundador de la República, Kemal Atatürk, estaba a favor del avance hacia el Oeste", pero puntualiza que "si eso significa que los kurdos tendrán más derechos y que Turquía tendrá más lenguas oficiales" está totalmente en contra ya que esto supondría "poner en peligro la unidad nacional".

En efecto, uno de los granes asuntos pendientes de Turquía ante la UE es la cuestión kurda; Bruselas dice que la adhesión es imposible sin que el Estado muestre mayor respeto hacia la minoría, pero muchos dicen que este argumento simplemente es otra excusa de una Unión que no está interesada en su país. "Sería genial la entrada en la UE pero creo que es difícil sin el apoyo de Sarkozy y de Merkel, y ahora la UE cuenta ahora con un presidente que en el pasado ha declarado que está en contra de la adhesión de Turquía. No creo que Europa nos quiere", confiesa Sabahattin Atas, profesor de la ciudad de Trabzon.

La mayoría de los turcos comparten las opiniones de Atas. Según el último Eurobarómetro, el 57% de los turcos creen que la adhesión sería beneficiosa para el país. Sin embargo, sólo el 38% de la población cree que la ambición pueda llegar a convertirse en una realidad algún día.

Dilek Urbano, del 'think tank' turco TESEV, dice que las encuestas reflejan la complicada realidad de la relación UE-Turquía. "Por mucho tiempo la UE fue sólo un concepto abstracto y extranjero para la mayoría de los turcos. Ahora casi todos la conocen, pero por ello se sienten más capaces de criticarla, también. Ya no es una relación nueva, platónica, sino una situación tensa entre amantes distantes, con una rechazada que siente frustración al no poder estar con la que quiere".

¿Y qué del entusiasmo de 1999?

El ex presidente de la delegación UE-Turquía dentro del Parlamento Europeo Joost Lagendijk cree que todavía existe, pero que "necesita un gobierno que hace caso omiso de las encuestas de opinión y tiene el coraje para continuar el programa de reforma".

El Gobierno actual del primer ministro Erdogan podrá alegar que la adhesión es su 'prioridad', pero la Eurocámara opina lo contrario: en su último informe, dictó que el país que apenas se ha avanzado este año. Turquía tendrá que seguir esperando asumir su 'derecho innato'; la amante se queda rechazada un año más.

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/12/11/union_europea/1260553691.html

jueves, 10 de diciembre de 2009

JON ARRETXE Escritor "Estambul me regaló una novela"

Shahmarán es un ser mitológico procedente del Asia central, medio reptil, medio mujer, con dos cabezas, que simboliza la fertilidad y la sabiduría. Shahmarán (Erein) es también el título elegido por el escritor Jon Arretxe para una novela negra que publica simultáneamente en euskera y castellano.

Pregunta. Es usted viajero y escritor.

Respuesta. No me defino, pero viajo y escribo. Empecé a escribir para recoger las experiencias que había recogido después de viajar durante diez años por la Amazonía, por países africanos o por Asia. Los primeros libros fueron literatura de viajes: crónica cuando el viaje era suficientemente interesante o ficción basada en esos viajes.

P. ¿Por qué dio el paso a la literatura de género negro?

R. Porque me apetecía, sin más. Siempre me ha gustado la literatura negra, los clásicos americanos como Dashiell Hammett o Chester Himes, y los nuevos como Mankell o Donna Leon. La novela y el cine negro siempre me han atraído.

P. Pero empezó introduciendo el componente del humor.

R. Sí, escribí un par de parodias de novela negra. Con la estructura del género, pero con un toque de absurdo.

P. En el salto a la novela negra parece que no rompe del todo con su afición a los viajes.

R. Sí, he aprovechado el poso de escritor de viajes. En los tres últimos libros el lugar donde transcurría la historia no ha sido un encuadre casual. Morto vivace (2007) se sitúa en París. Fatum (2008), en Lisboa. La ciudad es el personaje principal. Y ahora Shahmarán, que transcurre en Estambul y Munich, con continuas referencias al Kurdistán.

P. ¿Qué encuentra de literario en Estambul? Le dedica mucha atención en la novela.

R. Todo, todo. Lo que ves, lo que oyes, lo que hueles al salir a la calle. La ciudad va mostrando personajes, te ofrece las historias. El vendedor de sanguijuelas de la novela existe. Estambul me regaló una novela. Y luego aproveché lo que conocía del Kurdistán y de Munich. Me gusta ver la vida real de las ciudades y plasmarlo en la novela, no inventarlo. Me siento más cómodo cuando escribo de sitios que conozco bien. Me voy allí y escribo parte de la novela en el mismo escenario en el que se desarrolla la historia.

P. De Munich no muestra la cara de la gran capital de Baviera.

R. No, no aparecen las cerveceras o los museos. No son los escenarios donde se mueven los emigrantes turcos pobres. Es el contraste entre una madre que mantiene vivo el orgullo de su origen kurdo y los hijos que se preocupan por sobrevivir. Uno de ellos, matando por encargo.

P. La xenofobia aparece claramente en la historia

R. Sí, un poco de crítica social es una característica de la novela negra. El rechazo a los turcos es claro en Alemania, y en época de crisis más todavía.

P. ¿Por qué cree que está de moda la novela negra?

R. No tengo ni idea. No sabía ni que estaba de moda cuando empecé a hacerlo. Lo mismo me pasó cuando empecé a escribir de viajes.

P. Escribe siempre en euskera. ¿Por qué deja la traducción al castellano en manos de otra persona?

R. Mi primer libro lo traduje yo. Pensaba que estaba impecable y cuando lo leyeron otras personas les daba la risa. No nos damos cuenta de los vasquismos que utilizamos. Es mejor dejarlo en manos de profesionales que lo van a hacer mejor.

P. Pero este libro aparece simultáneamente en euskera y castellano.

R. Sí, la tirada es un poco mayor en euskera. El público euskaldun ya me conoce

sábado, 5 de diciembre de 2009

Viaje gastronómico a Estambul

Los bazares y restaurantes de la moderna Constantinopla atesoran verdaderas delicias con sabor a pasado, donde se puede conocer toda la riqueza de la cocina turca sin moverse de la capital.

Estambul, Turquía). Napoleón dijo que si el mundo fuese un solo país, su capital sería Constantinopla. Aún hoy en día, entre las calles congestionadas de tráfico de la moderna Estambul y entre los empinados callejones y viejas mezquitas, uno todavía puede sentir lo que quería decir. En el aire se respiran siglos de civilización, y nada lo transmite mejor que la comida.

Aunque la animada oferta gastronómica de la ciudad despliega una mareante variedad de estilos culinarios turcos (con toques de cocina balcana, caucásica y de Oriente Medio), para el visitante extranjero resulta fácil perderse entre la multitud de locales de kebab y restaurantes de pescado excesivamente caro.

Y aquí es donde entra en juego IstanbulEats.com. Creada por los estadounidenses Ansel Mullins e Yigal Schleifer, amigos con más de 12 años de experiencia rastreando la mejor comida en Estambul, su página web está consagrada a cazar los tesoros culinarios escondidos de la ciudad.

"Comida seria para comensales serios"

Guiados por los ojos (y paladares) de estos cazadores, GlobalPost pasó un día perfecto comiendo en una ciudad donde se mezcla lo musulmán y lo cristiano, este y oeste, lo viejo y lo nuevo. Tal y como dicen en su blog: "Estamos hablando de comida seria para comensales serios, nada de adornos".

Nuestra primera parada fue Karakoy Ozsut, para probar el clásico combinado turco de kaymak (una especie de crema cuajada) con miel y pan blanco crujiente. Ozsut se traduce más o menos como "leche esencial", y con solo probar este kaymak, hecho con leche del rebaño de búfalos del restaurante, no queda duda de lo que quiere decir. "En nuestra imaginación, kaymak es la única comida que se sirve en el cielo, con ángeles en batas blancas sirviendo plato tras plato de esta cosa parecida a una nube a los recién fallecidos, que ya no tienen que preocuparse más sobre el colesterol y las visitas al cardiólogo", escriben Mullins y Schleifer en IstanbulEats.com.

El kaymak, al igual que el propio restaurante, es tan simple como sobresaliente. Y esa es la idea básica de lo que IstanbulEats intenta conseguir. "Detecto que la gente está viajando cada vez más dejándose llevar por el estómago", explica Schleifer. "Nosotros intentamos hablar de la verdadera cultura gastronómica que hay aquí, y ayudar a la gente a encontrarla".

Delicias curativas

Desde Karakoy cruzamos el puente de Galata con la intención de conocer no sólo a los restauradores, sino también a sus cómplices fundamentales, los modestos proveedores de materia prima. Cerca del Bazar de las Especias Egipcio llegamos a Kadem Salepcilik. Cemal, un robusto proveedor de la ciudad de Siirt, al sureste del país, está rodeado de pilas de salep. El salep es para los turcos lo que el ginkgo biloba (tubérculo para la memoria) para los occidentales, excepto que es mucho más delicioso. Hecho con raíces de orquídea picadas, este polvo se toma mezclado con leche caliente y se dice que lo cura todo, desde problemas de corazón hasta la tensión arterial y males de la mujer.

Abriéndonos camino a través de Kucuk Pazari (una poco conocida zona de calles de tiendas y caravanserais otomanos) la siguiente parada es en Altan Sekerleme, que nos acoge con el encanto y la magia de la mismísima fábrica Wonka. Decorada con bastoncitos de caramelo y Turkish Delight apilado en forma de casitas de madera, la tienda Altan ha pasado de padres a hijos desde su fundación por la familia Altanoglu en 1865.

"No vengas hasta aquí buscando una bolsita de ositos de goma o rocas de caramelo, o al abuelo que está detrás del mostrador le podrá dar un ataque al corazón", escribe el equipo de IstabulEats. "Este sitio es para comprar dulces turcos tradicionales artesanos".Después de este paraíso dulce bañado en azúcar es momento de buscar algo diferente: boza. Creo que no estaba lo suficientemente preparada para algo tan diferente.

Miedo a lo desconocido

Cuando entré detrás de Mullins y Schleifer en Veza Bozacisi, una especie de taberna donde la tradición otomana del boza se mantiene desde 1876, todo parecía normal. ¿Una entrada gastada de mármol? Sí. ¿Un bar antiguo de madera? Sí. ¿Una vitrina en donde se guarda un vaso en el que Ataturk, el fundador de la república turca, disfrutaba de esta extraña bebida? Sí.

Y entonces lo probé. Beber boza, una bebida espesa casi como papilla hecha a partir de mijo fermentado, es uno de esos extraños momentos gastronómicos en los que el paladar siente que toca algo desconocido hasta entonces.

Decliné una segunda ronda, mientras el camarero nos contaba teatralmente la historia de un taxista que puede beber una docena de vasos de boza de una atacada. Todavía no tengo una opinión clara sobre esa bebida, aunque el equipo de críticos plantea un argumento convincente: "Al igual que otras experiencias culturales obligatorias, como la ópera o la visita a museo científico, uno puede respirar con alivio cuando se bebe un vaso de boza".

Después de atravesar el Kadinlar Pazari (lo más parecido en Turquía a una pequeña Kurdistán), nos dirigimos hacia nuestra última parada del día: Siirt Seref Buryan Kebap Salonu, el local favorito de IstanbulEats entre los muchos que venden buryan kebap y perde pilav, platos típicos de Siirt, una ciudad en la que conviven árabes y kurdos.

El buryan se hace cocinando lentamente un pequeño cordero con carbón en un profundo agujero en la tierra. El resultado es una carne grasienta deliciosa que se derrite en la boca. "Es un poco como la versión turca del Texas pit BBQ", bromea Mullins.

Perde (la palabra significa "cortina" en turco) es un plato completamente distinto, totalmente crujiente. Hecho de arroz, pollo, almendras, especias... está envuelto en una pasta fina cocida en un molde hasta que se dora su exterior. Es la mejor comida, sencilla y llena de sabor, una oportunidad para saborear algunos de los mejores manjares turcos sin salir de Estambul. "Lo mejor de esta ciudad es toda la gente que llega de otras partes del país", apunta Mullins mientras tratamos de bajar todas las calorías consumidas en un intenso día de comer y comer. "Realmente puedes visitar todo Turquía, gastronómicamente hablando, sólo con visitar la capital", añade Schleifer.


Lugares que visitó Global Post para realizar este reportaje:

Karakoy Ozsut
Dirección: Yemisci Hasan Sk.9/11, Karakoy
Teléfono: 212-293-3031

Altan Sekerleme
Dirección: Kiblecesme Cad.96, Kantarcilar (Kucuk Pazari)/Eminonu
Teléfono: 212-522-5909

Vefa Bozacisi
Dirección: Katip Celebi Cad. 104/1, Vefa
Teléfono: 212-519-4922

Siirt Seref Buryan Kebap Salonu
Dirección: Itfaiye Cad.4, Fatih
Teléfono: 212-635-8085
www.serefburyan.com

domingo, 29 de noviembre de 2009

LA DEFINICIÓN DE BILBAO:

Bilbao (Bilbo) es una ciudad del País Vasco que abarca toda Europa y parte del extranjero (incluyendo Begoña) y ¡cuidado!, Bilbao está en constante expansión. También está rodeado por el Océano Atlántico y el Pacífico; ambos desembocan en el Nervión. Se cree que el Edén, en su día, pudo estar en el centro Bilbao, las siete calles de hecho pueden hacer referencia a los siete días de la creación. En Bilbao se inventó el fuego, el arco y la flecha, la rueda, el txuletón, la txapela, el sofá, el kalimotxo, la siesta, la cuadrilla y la WIFI. Y no en ese orden de importancia.

Bilbao es el país donde siempre sale el Sol, porque si no sale lo sacan a hostias... Los que son de Bilbao nunca lo comentan porque se reconocen los unos a los otros, y así no hieren a la gente que tiene la desgracia de no ser de allí. (Aunque en realidad se sabe que el mundo está dentro de Bilbao, por lo que se demuestra empiricamente que los que se autodenominan bilbaínos son en realidad los que se dieron cuenta de ello, ya que uno de bilbao nace en donde le salga de los cojones).

Desde 1974, Bilbao es la capital del mundo (más que nada porque dieciocho de cada diecinueve seres humanos somos de Bilbao)... ¡los demás que se jodan!


PARA SER UN BILBAÍNO DE COJONES NO SE DEBE OLVIDAR:
Un bilbaíno nunca rechaza una apuesta, sobre todo si quien reta añade el prefijo "A que no hay huevos..."
Un bilbaíno siempre apoyará al Athletic (y el que no, a la Ría de cabeza).
Un bilbaíno se irá a potear todos los sábados y a cantar bilbaínadas.
Un bilbaíno tiene que peregrinar por lo menos una vez en su vida al Pagasarri.
Un bilbaíno nace sabiendo jugar al mus y nunca rechaza una partida.


VOCABULARIO BILBAÍNO BÁSICO:

Sinsorgo: Persona insulsa, insustancial, a falta de un hervor, cualquiera que no sea de Bilbao.
Sirimiri: Lluvia fina, entre lluvia y niebla. A los de Bilbao no moja, sino que refresca.
Clemente: dios del olimpo rojiblanco y del Athletic.
Guerrero: Julen, otro dios del olimpo rojiblanco y del Athletic.
Gooooool: grito que se emite al alcanzar el orgasmo, si el que marca es el Athletic
Alirón: Grito de guerra bilbaíno; esta palabra hace huir al mismísimo Chuck Norris (en desuso desde hace unos 25 años).
Mokordo: Excremento.
Tximbera: Carabina.
Mojojón: Mejillón. No confundir...
Seso: sexo. Dada la confusión a la que lleva la palabra, los bilbaínos no follamos.
Txikito: Un vasito de vino (tinto y preferiblemente de tapón deplástico plano y con sabor de las bodegas de Durango)
Kalimotxo: Tinto de tetrabrick y Gorbea Cola (en su defecto gaseosa Crus de Gorbea, que revitalisa cuerpo y mente lahostipues!!)
Ahí mismo: Distancia estimada en unos 755 Km.
Como mi mano de grande: Similar a la superficie de la luna.
Hostia: Golpe equivalente a 500 kilotones. Mortal para el que no es de Bilbao. Para un bilbaíno es una forma de saludar.
Aupa: Palabra comodín. Sirve para todo. Para los que no son de Bilbao, conocer esta palabra es una buena forma de relacionarse.
Epa: variación de Aupa, pero no tan versátil. Sustituye a "hola" cuando la ebriedad impone ahorro de movimientos faciales.
Pues: Otro comodín. Aparte de para todo, también sirve para preguntarpor qué.
Katilu: Vaso o recipiente inagotable que conduce irremediablemente a un estado de ebriedad interesante, conocido como "La llamada del Katilu"
Fresco (¡hace fresco!): Temperatura bajo cero.
Potear: Tomar tantos litros de vino como se pueda en el menor tiempo posible y en vasos pequeños. Normalmente acompañado por
canciones populares como "Un inglés vino a Bilbao"
Aibalaostia: Frase muy común de significado desconocido.
Coño: La única definición que se conoce en Bilbao de esta palabra es la que se usa para expresar sorpresa (aunque normalmente fingida; los bilbaínos NO se sorprenden).

Turquía ve la luz

El país euro-asiático mejora sus perspectivas económicas luego de un primer trimestre demoledor

Turquía comienza a ver la luz al final del túnel tras 12 meses para olvidar. A lo largo de 2008, la economía turca comenzó a mostrar signos de agotamiento y a desplomarse progresivamente hasta alcanzar su peor cota en el primer trimestre de este año, con una caída del PIB del 14,3%, la mayor de la Unión Europea y de los países de la OCDE. Pero los problemas comenzaron el último trimestre de 2008, cuando el PIB se contrajo un 6,5%, principalmente por la caída de las exportaciones (8,5%), pero sobre todo de las inversiones, que se derrumbaron un histórico 17,6%.

La crisis mundial y la inestabilidad política del curso pasado generaron que los pedidos exteriores se redujeran y que el capital privado extranjero congelara proyectos, llevando la producción industrial a mínimos. Esto, además, provocó una oleada de pesimismo en la economía que persiste hasta la fecha y una reducción anual del consumo privado del 5,3%. Esta coyuntura se sumó a un progresivo aumento del desempleo, que al término de 2008 estaba en un 10,7% de la población activa, pero que este año cerrará con un 15%, con perspectivas de mantenerse en estos niveles los próximos dos ejercicios.

Pero a partir de junio las cosas empezaron a mejorar. La OCDE y la Comisión Europea coinciden en que Turquía es uno de los países mejor preparados para afrontar la recuperación y consolidar un crecimiento cercano al 3,7% en 2010 y de 4,6% en 2011, pese al -6,5% de este año. Todo gracias a su estrategia contracíclica para apoyar la economía y los más de 1.300 millones de euros inyectados por el Ejecutivo y destinados a estímulos directos en actividades productivas y recortes de impuestos.

Los expertos coinciden en la positiva utilización de las tasas de interés como elemento de regulación del consumo. Este mes el Banco Central turco ha recortado en un cuarto de punto sus tipos hasta el 6,5%, pero advirtiendo de que no se preveía realizar nuevos estímulos monetarios en el medio plazo hasta no tener nuevos indicadores que confirmaran la recuperación. Desde noviembre de 2008, cuando la tasa de referencia era del 16,75%, el país ha venido realizando sucesivos recortes que le han apeado del ranking de los países europeos con mayores tipos.

Pero no todo el camino está recorrido. La OCDE ha advertido de que el Gobierno debe tomar medidas adicionales para mejorar la transparencia de la planificación fiscal, incluyendo reformas para mejorar la competitividad de los negocios y del sector financiero. Frente a estas demandas, el Ejecutivo turco tiene previsto aprobar una ley para restringir los préstamos en el inicio del próximo año. El viceprimer ministro, Ali Babacan, ha señalado la semana pasada que esta reforma entrará en vigor en el presupuesto del año 2011.

Turquía también deberá considerar la más que probable lenta recuperación del consumo privado y la inversión. Bruselas ha avisado de que "el notable incremento de las necesidades de endeudamiento del sector público limita todavía más la disponibilidad de crédito para el sector privado". Durante los años de crisis, el Estado ha debido asumir la responsabilidad inversora, lo que ha puesto en peligro el delicado equilibrio fiscal conseguido tras varios años de esfuerzos presupuestarios. La deuda pública ha pasado del 70% del PIB en 2001 al 40% en 2008, aunque pocos creen que tras la crisis se pueda mantener este nivel. -

sábado, 31 de octubre de 2009

Turquia tiene un factor de importancia creciente en el complicado escenario del Medio Oriente

¿Es Turquía un país del Medio Oriente? Esta pregunta puede provocar debates interminables si Ud. se la hace a los turcos, pues la revolución modernizante que lidereó Ataturk a partir de la proclamación de la república el 29 de octubre de 1923, puso sus ojos en Europa Occidental como modelo hacia donde se debía avanzar e hizo transformaciones importantes en este camino.

Sin embargo, desde el punto de vista geográfico, el país otomano extiende más del 90% de sus 814 mil kilómetros cuadrados sobre la península de Anatolia, en el continente asiático, y sólo una pequeña porción de su territorio es realmente europeo. Pero tal vez lo más importante a la hora de llegar a definiciones sea lo referente a las raíces religiosas y culturales que mantienen a casi la totalidad de la población vinculada a la fe islámica, haciéndolos parte de un mundo que los europeos y occidentales ven como ajeno y algunos miran con no pocos prejuicios..

La religión islámica o musulmana, posiblemente mucho más que la cristiana, implica también una cultura o una forma de vida y aunque entre los turcos existen diferentes niveles en cuanto a su práctica, se puede afirmar que todo el país vive siguiendo sus normas. Turquía continúa siendo parte del “Oriente Islámico” como se le conocía en el pasado y ello la sigue diferenciando del “Occidente Cristiano”, con el cual tuvo no pocas contradicciones y guerras en siglos pasados, cuando Estambul era la floreciente capital de un vasto Imperio y el Sultán era a la vez Califa, es decir la máxima autoridad de esta religión.

A finales del siglo XIX y ya en plena decadencia, el Imperio comenzó a desmembrarse frente a la ambición colonialista de las grandes potencias, proceso que culminó durante la Primera Guerra Mundial, cuando Francia e Inglaterra firmaron en 1916 el Tratado Sykes-Picot mediante el cual se distribuyeron prácticamente todo el Medio Oriente y junto a Grecia e Italia, invadieron partes de la actual Turquía, incluido el control de Estambul, ciudad que por su estratégica posición geográfica sobre el Bósforo, domina el tráfico marítimo entre el Mar Mediterráneo y el Mar Negro. Fue entonces cuando Mustafá Kemal Ataturk, Héroe Nacional de los turcos, encabezó una guerra de liberación que culminó exitosamente en 1923 e inició la construcción de la Turquía republicana moderna.

Ingleses y franceses habían prometido a los árabes, si se unían a la lucha contra el Imperio Otomano, darles la independencia, lo cual no cumplieron. Sin embargo otorgaron a los judíos el derecho, mediante un documento conocido como la Declaración Balfour, de iniciar la colonización de Palestina, que hasta ese entonces, 1917, había estado habitada casi totalmente por población árabe e islámica. Este hecho fue decisivo para fomentar el conflicto del Medio Oriente que dura hasta nuestros días.

El proceso modernizante iniciado por Ataturk después de liberar el país, tuvo algunos aspectos que lo hicieron alejarse de su entorno medioriental. Por ejemplo: cambió la caligrafía árabe con que escribían los turcos, también debió enfrentarse a la resistencia de la estructura religiosa islámica tradicional que se opuso a la pérdida de su poder e influencia, sustituida por nuevas formas de gobierno secular. Las transformaciones abarcaron ademas cambios relativos a hábitos y costumbres que se identificaban con el mundo árabe y oriental.

Después de la muerte de Ataturk, Turquía inició un proceso de comprometimiento político y militar con Occidente que la llevaría, al concluir la Segunda Guerra Mundial, a formar parte de la OTAN y a jugar un importante papel como aliado incondicional de los Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría. Es en este escenario que se produjo su acercamiento a Israel y un creciente enfrentamiento con los países árabes e islámicos de su entorno.

He podido constatar que para muchos, que no han seguido de cerca la política turca en los últimos años, esta apreciación más o menos se mantiene intacta. Sin embargo finalizada la Guerra Fría y a pesar de que Turquía mantiene su membresía en la OTAN, se aprecia un interesante proceso de cambios donde se le viene dando prioridad a los intereses nacionales a la hora de tomar decisiones de política exterior. Esta línea, que refleja la posición de importantes fuerzas políticas, tanto en el actual gobierno como en la oposición, se percibe una creciente atención de su gobierno a las relaciones con el entorno, por cierto no sólo árabe, sino también en el Caúcaso y los Balcanes, zonas de históricos vínculos, y consideradas de prioridad política, económica y cultural. Debido a ello, algunos críticos del actual gobierno, integrado por el Partido de la Justicia y el Desarrollo, de corte islámico, afirman que éstos avanzan hacia un “neo-otomanismo”, en alusión a los antecedentes imperiales.

Lo cierto es que Turquía es un país con un fuerte potencial, que parece haber tomado conciencia de sus posibilidades y trabaja por convertirse en una potencia regional de primer orden. Su posición geográfica es estratégica, pues su territorio es una especie de puente entre Europa, Asia y el Medio Oriente. Tiene una numerosa población, 75 millones de habitantes y su economía ya clasifica en el número 17 a nivel mundial y sigue creciendo. No es productor de petróleo y gas hasta el momento, pero es el cruce obligado de oleoductos y gasoductos que transportan estos energéticos desde Irán, Iraq, la rica zona del Caspio, Asia Central y Rusia hacia Europa y Occidente. Su producción agrícola no sólo abastece las necesidades del país, sino que es gran exportadora y posee abundante agua.

Entre los dirigentes políticos turcos parece predominar ahora la conciencia de que es mucho más provechoso para los intereses del país mantener una línea independiente, que mantenerse atados a los intereses de EEUU u Occidente, lo cual no significa necesariamente que busquen la confrontación con éstos. La nueva política turca está calificada como de “balances o equilibrios”, favoreciendo claramente un orden multipolar. Por otra parte, los turcos también parecen haber llegado al convencimiento de que son demasiado importantes para que EEUU y la UE los pierdan como aliados.

Posiblemente una primera y contundente señal de los nuevos tiempos, fue la decisión de no facilitar el territorio turco para la entrada de tropas estadounidenses en Iraq en marzo del 2003, lo cual obligó a utilizar únicamente a Kuwait como plaza de concentración desde donde penetrar en Iraq, con todas las complicaciones militares que ello implicaba. Esta decisión creó una profunda desconfianza en los dirigentes yankis y provocó que el propio viceprersidente Dick Cheney acusara a los turcos de ser los culpables de la creciente resistencia que encontraron, pues según él, no pudieron llegar a tiempo para desarmar a las fuerzas armadas iraquíes.

Por otro lado, los turcos han estado convencidos de que los ocupantes estadounidenses en Iraq, les “pasaron la cuenta” propiciando el establecimiento de bases de la organización armada kurda, el PKK, que realiza desde allí, acciones violentas contra su territorio.

Otros puntos de contradicción con los EEUU se refieren a la política hacia Irán, Siria y Líbano, donde el gobierno turco viene actuando de forma independiente, según su interés nacional desconociendo los mensajes que llegan desde Washington. Irán es un socio comercial de gran envergadura de Turquía y constituye su segundo abastecedor de gas después de Rusia y el gobierno de Ankara se ha negado rotundamente a presionar a Teherán ni siquiera en el complicado tema de su desarrollo atómico, afirmando que debe considerarse antes el peligro que implica el armamento de este tipo en manos de Israel.

Turquía también normalizó sus relaciones, otrora muy tensas, con Siria y ahora éstas fluyen sobre una base de colaboración fraternal y considerable intercambio económico y político. Con la anuencia de Damasco, patrocinó un proceso de negociaciones indirectas con Israel, cuya continuación ha rechazado Natanyahu por considerar que Ankara no es digna de su confianza. También los turcos se han negado a jugar un papel a favor de los Estados Unidos en el complicado conflicto libanés.

A pesar de mantener relaciones diplomáticas con Tel Aviv, el gobierno turco ha acusado en más de una ocasión a los israelitas de practicar el terrorismo de estado y el genocidio contra el pueblo palestino. Cuando en enero del 2006 la organización de corte islámico HAMAS, ganó las elecciones en Palestina, lo cual fue desconocido y rechazado por EEUU y Europa, el gobierno turco recibió a sus dirigentes y los reconoció como autoridades legítimas, lo cual generó fuertes críticas tanto de israelíes como estadounidenses. Ello sólo es parte de una cadena de incidentes que han profundizado la desconfianza mutua y que tuvo un momento especial cuando el primer ministro turco, R. T. Erdogán, increpó al presidente judío, Simón Pérez durante la última cumbre de Davos, acusándolo ante las cámaras por los crímenes cometidos contra la población palestina en Gaza. Más recientemente, el actual gobierno se negó a participar en maniobras militares conjuntas con EEUU e Israel. El creciente apoyo turco a los Palestinos y su posición más activa e independiente en el Medio Oriente, tiende a crear un nuevo y positivo equilibrio en la región.

En los últimos tiempos, alguna prensa estadounidense de derecha, sometida claramente a intereses sionistas, ha comenzado a publicar artículos y análisis cuestionando la membresía turca en la OTAN y especulando que Ankara podría, de profundizar el curso actual de su política exterior, retirarse de la organización.

No se puede dar crédito a estas especulaciones, pero lo que si es cierto es que Turquía está buscando su propio camino en este mundo que apunta hacia la multipolaridad y donde aún siguiendo únicamente sus intereses nacionales, puede jugar un papel mas positivo. Llama la atención la decisión de activar su presencia en países africanos y latinoamericanos.

Después de este breve recorrido por la política y la historia, podríamos concluir con la pregunta inicial: ¿Es Turquía un país del Medio Oriente? Lo invitamos a que saque Ud. sus propias conclusiones.

Ernesto Gómez Abascal. Ex embajador en Turquía y varios países árabes. Periodista especializado en temas del Medio Oriente.

viernes, 9 de octubre de 2009

Estambul, Banco Mundial y FMI

Publicado el 08-10-09 , por Robert Tornabell

El pasado sábado se cerró la reunión anual de las dos grandes instituciones nacidas hace más de medio siglo para restaurar el orden financiero mundial. Luego se creó el Banco de Desarrollo para Asia. Aunque los dos primeros son vecinos en Washington D.C. –y celebran reuniones periódicas–, lo cierto es que no es lo mismo reuniones anuales con la mayoría de los ministros de economía y finanzas de todo el mundo, como la de Turquía.


El Fondo Monetario Internacional (FMI) parece haber seguido el mandato de Estados Unidos. Rescatar a todos los países que tuvieran los dos síntomas típicos de toda crisis. Fugas de capitales y balanzas de pagos con déficits crecientes. En el último año ha intervenido en quince ocasiones y ha dado preferencia, como se recomendó en la Cumbre de Londres, a las ayudas y préstamos para los países más pobres.

Ha contribuido también a mejorar la financiación para que se recupere el comercio mundial y algún éxito ha tenido, porque los volúmenes de intercambios mundiales crecieron el 1,3% en junio y el 3,5% en julio. Aunque son variaciones mensuales sujetas a fuerte volatilidad, la última es la que ha tenido el ritmo más intenso de los últimos cinco años. Y coinciden con la recuperación de Alemania y Japón –y buena parte del sureste de Asia– gracias a la mejora del comercio mundial. Y mejores serían las noticias si la tantas veces aplazada Ronda de Doha llegara por fin a buen puerto.

A pesar del dinamismo del FMI, existe cierto escepticismo sobre la oportunidad de las medidas que está tomando. Son más audaces que las restrictivas medidas de la crisis del sureste de Asia de los años 1998 y 1999, pero es difícil que puedan resolver los problemas de fondo de los países bálticos y los del Este de Europa y Asia Central.

El Banco Mundial tuvo una perspectiva más a largo plazo. Se trata de los programas de ayuda para los países más necesitados, desde los del sur del Sahara hasta los de Asia Central. No sólo necesitan financiación, que también, sino cambios profundos en la educación, los sistemas de irrigación y, de nuevo, precios justos para las exportaciones de sus productos agrarios, que han de hacer frente a la competencia a la baja de los que exportan los países de la Unión Europea, con subvenciones no alejadas de las que el Gobierno de Estados Unidos concede a sus agricultores.

Para el presidente del Banco Mundial es necesario actuar con medidas eficaces, pero su impaciencia le llevó a recordar a la audiencia que, en tiempos de Mao Tse Tung, un periodista preguntó a su primer ministro, Zhou en Lai, cuándo se podría ver la mejora de las condiciones de vida de la nueva China. Éste contestó que era pronto, porque al cabo de dos siglos de la Revolución Francesa todavía no podían verse los cambios reales que se habían producido.

viernes, 2 de octubre de 2009

"Que Turquía se occidentalice es bueno para el sexo"ORHAN PAMUK Escritor y premio Nobel

El escritor Orhan Pamuk lleva casi una década entregado a un doble sueño: escribir una novela romántica al estilo de las grandes obras de Tolstoi, Jane Austen o incluso García Marquez y transformar el contenido de esa novela en un museo absolutamente real. La primera parte, el libro, se materializó hace un año en Turquía bajo el título El museo de la inocencia (Mondadori) y hoy llega a las librerías españolas (en traducción de Rafael Carpintero). Tiene toda la carga dramática de una historia dedicada al amor trágico entre Kemal, joven de la burguesía turca, y Füsun, una pariente lejana y pobre de la que se enamora irremediablemente. Ese amor clandestino apenas dura dos meses pero se transforma en una obsesión de décadas.

El museo homónimo al libro se inaugurará en Estambul el año próximo y en él los admiradores de este autor de 57 años, galardonado en 2006 con el premio Nobel de Literatura, descubrirán los artefactos imaginados por Pamuk. Con ellos, Kemal trata de recordar cada instante de su amor por Füsun. Y ahora saltan desde la fantasía a la realidad para darle vida física a este amor torturado que transcurre con todos los cambios de la sociedad turca de las últimas tres décadas como telón de fondo. "Los concebí al mismo tiempo", dice el escritor. "El punto de partida era la historia de un hombre que colecciona los objetos que pertenecieron a una mujer pero luego fue creciendo. El libro funciona casi como un catálogo del museo pero son dos entidades completamente separadas".

Sentado en una silenciosa mansión de la Universidad de Harvard, en Cambridge (Boston), donde imparte clases magistrales, Pamuk, alto, corpulento y de voz áspera, se resiste a hablar del museo durante gran parte de la entrevista pero finalmente se lanza a explicar detalles que en parte también arrojan luz sobre su propia personalidad: "Aún no sé realmente por qué quería hacerlo. Quizás el no haber triunfado como artista hace treinta años tenga alguna relación, quizás sea esa 'envidia de la realidad' que tenemos todos los novelistas, pero sobre todo también creo que quería divertirme". Si se le insinúa que el museo suena a obra de arte en sí misma responde: "Esa definición me asusta. Quiero ser modesto. Además creo que si nadie viene a visitarlo tampoco será un fracaso. Tendrá significados diferentes según si se ha leído el libro o no".

Pamuk creció pensando en ser pintor, pero a los 23 años dio un giro radical a su vida y se puso a escribir. Se convirtió en el más admirado de los autores de su país. Sus opiniones sobre la falta de libertad de expresión en Turquía y sus críticas a un pasado oscuro que oficialmente se niega a reconocer actos como el genocidio armenio le han convertido en el objetivo del integrismo islámico y también de su propio Gobierno, que ha llegado a sentarle en el banquillo por "insultar a Turquía".

Aun así, Pamuk sigue considerando que su casa está en Estambul, la ciudad en la que transcurren la mayoría de sus novelas y que en cierto modo también es protagonista de El museo de la inocencia. También lo será del edificio homónimo, que reunirá no sólo el pendiente de Füsun imaginado por Pamuk -ése que Kemal usa para pensar en ella- sino también fotografías, monedas e incluso sonidos del Estambul de los años setenta y ochenta. La creación de algunos objetos imaginarios será encargada directamente a artistas. Otros los hará el propio Pamuk, como los cuadros que pinta su protagonista femenina. Y habrá incluso arte conceptual: Kemal colecciona hasta las colillas de su amada, que también estarán en el museo colgadas junto a frases del escritor. "Me gusta mirar a mi país utilizando diferentes recursos. En El libro negro lo hice a través de la ciudad; en Me llamo Rojo, a través de la representación del arte; y en Nieve, por la vía de la política. En El museo de la inocencia quería analizar la sociedad a través del amor. Un amor en una sociedad reprimida, donde la comunicación entre amantes está muy limitada y donde el romance tiene un fuerte componente de flagelación, arrepentimiento, y las cosas pequeñas pesan".

Así, detalles de otra época como la importancia de la virginidad se muestran en un libro que explora la represión de la mujer en su país y retrata a la sociedad sin juzgarla. "Afortunadamente", afirma el novelista, "creo que hay muchas cosas que están cambiando en Turquía. La occidentalización es buena para el sexo, y supongo que eso también es buena para el amor. En mi parte del mundo la mayoría de los hombres no saben nada sobre las mujeres. Creen conocerlas en función únicamente de sus propias necesidades. Pero ése es el gran dilema de este libro, porque el narrador es un hombre, alguien que se arrepiente de haber maltratado a su amor, como el Oneguin de Puskin, pero lo descubre cuando ya es tarde. ¿Podemos confiar en ese narrador?", inquiere irónico un autor que también aparece como tal dentro del relato.

Pamuk habla con especial cariño de esta novela, que comenzó a escribir mucho antes de recibir el Nobel: "Este libro me ha acompañado en momentos importantes y otros muy difíciles. Me ha hecho feliz, me ha ayudado a sobrevivir y gracias a ella soy mejor persona".

Boston

viernes, 11 de septiembre de 2009

Bienal de Estambul: ¿qué, cómo y para quién?

Este fin de semana arranca su 11ª edición, una de las citas ineludibles de las bienales europeas, que este año se pregunta por aquello que nos mantiene en pie

Bea Espejo
What, How and for Whom (qué, cómo y para quién) son las preguntas que este año parece haber escogido la bienal de Estambul para redefinirse y recolocarse en el tan amplio ya mapa de bienales europeas. También el nombre del colectivo de comisarios (conocido más por las siglas WHW) que, formado en 1999 y con base en Zagreb, Croacia, se encargan este año de darle cuerpo conceptual al evento.

Como tema y lema se han apropiado del título de una canción escrita en 1928 por Bertolt Brecht, What Keeps Mankind Alive? (Qué es lo que mantiene viva a la humanidad?) con el objetivo de abrir el debate sobre las posibilidades del arte como un agente activo y comprometido con su entorno. Está por ver si el éxito de la bienal roza el que tuvo Brecht con esa misma canción que desde Tom Waits a William S. Borroughs pasando por los Pet Shop Boys han versionado bajo ese espíritu de movilización por el cambio social y político. Aunque el colectivo curatorial WHW hace su propia versión del tema.

Presentando la consigna bajo signos de interrogación, la bienal de este año trabaja por encontrar valores en los que aferrarse en tiempos tan convulsos. Y no sólo a nivel económico, sino por la mala fortuna crítica que parece haber tenido en las últimas ediciones, en las que se llegó a tachar de “falsa autenticidad” y preocuparse más por el glamour que por un discurso firme y coherente. Aunque los esfuerzos por un cambio de imagen vienen ya de la última edición, ahora hace dos años, la comisariada Hou Hanru, ya infundió un mensaje positivo y riguroso en su propuesta Not only possible, but also necessary: optimism in the age of global war (No sólo posible, sino también necesario: optimismo en la era de la guerra global), con la que intentó recuperar la esencia y el significadote este tipo de evento artístico basado en la sinergia y el diálogo con su entorno, sin concesiones a las dinámicas comerciales.

Entre los artistas, encontramos tanto a nombres consagrados y habituales en este tipo de eventos, como Hans Peter Feldmann o Nam June Paik como a algunos de los artistas más representativo del panorama emergente internacional, como Sharon Hayes, Deimantas Narkevicius o David Maljkovic (éste, recién inaugurado en las salas del museo Reina Sofía) hasta algunos de los colectivos más comprometidos como Chto delat/ What is to be done, formado por artistas, críticos, filófosos y escritores y fundado en 2003 en San Petersburgo, con el objetivo de fundir la teoría política, el arte y el activismo. En total son una lista de cerca de 70 nombres distribuidos por tres sedes diferentes: el antiguo depósito aduanero Anrepo Nº 3, en el barrio de Tophane; el Centro Cultural Atatörk, el edifico público destinado para eventos culturales propio de la ciudad y, como novedad, las aulas del Feriküy Greek School, desde el 2003 cerradas a los alumnos.

De entre la lista de artistas, una única española, la gallega María Ruído, cuyo trabajo destaca por su visión profundamente política de lo cotidiano que parece encajar como anillo al dedo a la tesis general de la bienal. Hasta el 8 de noviembre tenemos tiempo para comprobarlo.

Dos meses encerradas en una falsa casa de «Gran Hermano» en Estambul

EFE | ANKARA Actualizado Miércoles, 09-09-09 a las 18:20
El ansia de fama y la ingenuidad condujo a 9 mujeres turcas a pasar dos meses encerradas en una casa de Estambul, donde eran permanentemente filmadas, tras ser engañadas con la idea de que estaban participando en un programa televisivo al estilo de "Gran Hermano".
Las chicas, con edades comprendidas entre los 16 y los 22 años, fueron captadas en un falso casting por los organizadores de la farsa, tras anunciar en la prensa que se buscaba a chicas para participar en el espectáculo televisivo.
Las jóvenes, que ya han sido rescatadas por la Policía tras una denuncia de los familiares, firmaron un contrato en que se comprometían a no abandonar la vivienda ni contactar con nadie del exterior hasta que terminara el programa, bajo pena de una sanción de 25.000 euros.Plenamente confiadas en que eran estrellas de un programa televisivo, las chicas se avinieron a ser grabadas las 24 horas del día, incluso en el baño. Las imágenes de esas escenas han sido vendidas en páginas de internet.
Tras las denuncias familiares, agentes policiales penetraron en la vivienda y detuvieron a un hombre que en ese momento se encontraba en la casa. Las nueve estafadas fueron conducidas a declarar y se ha iniciado una investigación sobre el suceso.

Fumar como un turco

Turquía está en pie de guerra debido a la nueva ley antitabaco aprobada por el Gobierno en uno de los países con más fumadores del mundo.
Francisco Martínez (Estambul)
11/09/09
Turquía está en pie de guerra. El Gobierno acaba de aprobar una de las leyes antitabaco más restrictivas del mundo y los fumadores, que alcanzan casi un tercio de la población, han puesto el grito en el cielo. “La lucha contra el tabaco es tan importante como la lucha contra el terrorismo”, ha señalado el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, al presentar la nueva ley antitabaco, que ha entrado en vigor este verano. Sin embargo, los fumadores le han tomado la palabra y piden una “iniciativa democrática con los fumadores” similar al proceso de paz que está afrontando el Gobierno para integrar al pueblo kurdo y acabar con la violencia del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán).

En Turquía mueren cerca de 100.000 personas al año por enfermedades relacionadas con el tabaco y es el séptimo mayor mercado para la industria del sector, con 22 millones de fumadores. El pasado 19 de julio entró en vigor en este país una de las leyes antitabaco más restrictivas del mundo, ya que prohíbe fumar en todos los espacios públicos cerrados, algo que sólo han hecho hasta ahora Bélgica, Irlanda e Italia. En España, donde el consumo de tabaco es mucho menor que en Turquía, la ley es más tolerante con los fumadores porque les permite fumar en los locales de menos de cien metros cuadrados.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

ESTAMBUL La ley antitabaco turca pone muy difícil lo de fumar en cachimba

Por FRANCISCO MARTÍNEZ (SOITU.ES)
Actualizado 30-08-2009 18:29 CET

ESTAMBUL.- "Fumar nargile (en cachimba) no es como fumar cigarros", me dice un anciano en el Nargilem, (parada 'Findikly' del Tranvía, cerca del Bósforo). "Los cigarros son para los nerviosos, para la gente competitiva, gente que tiene prisa. Cuando fumas un nargile tienes tiempo para pensar. Te enseña paciencia y tolerancia y te ofrece buena compañía", y a continuación nos invita a un té de manzana.

Sentarse a fumar nargile es una de las mejores formas de conocer a los turcos, ya que se explayan en profundas conversaciones y en largos silencios. Solitaria o solidaria, la experiencia siempre es nostálgica y enigmáticamente placentera. Fumar un nargile puede durar horas y cuesta apenas cuatro o cinco euros. Son raros los cafetines (o casas de té) que venden alcohol y el complemento ideal suele ser un tablero de backgamon (o damas) y unos tés.

El Nargile es originario de la India, pero fue en Estambul donde conoció su máximo esplendor al encontrarse con el tabaco, procedente de América. Varios sultanes quisieron prohibirlo (incluso bajo pena de muerte, como ordenó Mehmet IV en 1633), porque daba pie a que la gente se reuniera (y hablase) y porque prendía fuego incendios a una Estambul entonces de madera.

En Turquía fuman unos 22 millones de personas (casi un tercio de la población) y la reciente ley antitabaco ha sido entendida como un ataque a una de sus tradiciones más ancestrales entre los fumadores. Desde julio, sólo es posible fumar en espacios abiertos y en terrazas... ¿Pero qué haremos cuando llegue el lluvioso otoño y el frío invierno? Estambul no será la misma y tampoco tendrá sentido decir eso de 'fumar como un turco'.

¿Tabaco negro de Siria o aromático de Egipto? ¿Manzana o cereza? "Lo importante no es lo que pones en tu pipa sino con quién te lo fumas", me dice el camarero del Sadabad, en una perpendicular de Istiklal. (Otras dos áreas de nargiles son Tophane y los alrededores de Sultanahmet).

Viajar a Estambul

Estambul una de las ciudades más encantadoras del mundo entero.
Viajar a Estambul resulta una experiencia muy grata, pues al llegar a dicha ciudad nos encontramos con la sorpresa de estar en una metrópolis que tiene el privilegio de ser la única urbe en el mundo situada en dos Continentes: Europa y Asia.

Fundada originalmente con el nombre de Bizancio, en honor a su fundador, después de varios monumentos importantes construidos durante el reinado del emperador Constantino el Grande, la ciudad pasó a llamarse Constantinopla: la ciudad de Constantino y, tras la conquista por parte de los otomanos, se convirtió en Estambul, la cual en la actualidad comprende un área de 7.500 kilómetros cuadrados, con una longitud aproximada de 150 kilómetros por 50 de anchura y está considerada como una de las ciudades más grandes y más pobladas de Europa, ya que dispone de una población de unos 9.5 millones de habitantes, población que aumenta anualmente en unas 500.000 personas debido a la inmigración de familias enteras procedentes de las zonas rurales de Turquía, estimándose que una de cada cinco personas que vive en el país, habita en Estambul,

Situada a lo largo del estrecho del Bósforo, Estambul es el principal puerto y el centro comercial y financiero más importante de Turquía, estimándose que la mayor parte del comercio nacional pasa a través de El Cuerno de Oro, una ría estrecha de siete kilómetros de longitud que divide en dos la parte europea de Estambul y que puede observarse a plenitud ascendiendo a la colina Café de Pierre Loti.

A todo lo largo y lo ancho de su geografía, esta metrópolis turca posee innumerables atractivos que hacen del turismo una de sus principales fuentes de ingresos, ya que anualmente es visitada por más de millón y medio de turistas que quedan maravillados ante sus bellezas naturales e históricas, considerándose que más de la mitad de los monumentos históricos de Turquía se encuentran en Estambul, por lo cual las zonas históricas de la ciudad fueron declaradas en 1985 Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Entre los atractivos naturales de Estambul, aparte de El Cuerno de Oro, merecen especial mención las llamadas Islas Rojas o de los Príncipes, ubicadas al sur-este de la entrada del Bósforo en el mar de Mármara y el Bósforo, estrecho de mar que une al mar de Mármara al sur con el mar Negro al norte y que separa Europa (Tracia) de Asia (Anatolia) con una longitud de 37.7 km., una anchura de entre 660 y 3.200 metros y profundidades que varían de los 37 a los 105 metros y en cuyos márgenes se pueden ver hermosas mansiones, monumentos y palacios, a la vez que es cruzado por dos modernos puentes colgantes de peaje a más de 60 metros sobre el nivel del mar y por los que circulan gran cantidad de vehículos diariamente.

Tras ser capital del Imperio Romano de Oriente, de Bizancio y del Imperio Otomano, cada nuevo estado hizo construir en Estambul sus monumentos religiosos y civiles para embellecer la ciudad, contándose entre ellos la basílica, hoy Museo, de Santa Sofía considerada como el principal edificio bizantino de Estambul y como la octava maravilla del mundo por algunos historiadores de arte, construcción que ha subsistido desde el siglo VI hasta nuestros días; el legendario palacio Museo de Topkapi, quizás más conocido por las joyas reales y la colección de porcelanas chinas de incalculable valor que contiene su tesoro; el palacio de Beylerbeyi, el segundo palacio construido en el Bósforo que servía de residencia de verano a los Sultanes Otomanos; la mezquita de Solimán, la más grande de Estambul y uno de los ejemplos más paradigmáticos de la arquitectura otomana; la mezquita del sultán Ahmet, también conocida como la mezquita Azul , la cual fue construida en el centro de la ciudad y muy cerca del Palacio de Topkapi, en el antiguo emplazamiento del hipódromo bizantino, en el cual se realizaban las carreras de caballos y las competiciones atléticas durante la época romana; la Cisterna de Yerebatan, la más grande de las cisternas que fueron construidas en Estambul durante la época Bizantina; el Gran Bazar, lo primero que se recuerda cuando se habla de Estambul por ser el sitio donde millones de objetos son vendidos en miles de tiendas y que se convierte en parada obligatoria de todos los turistas que van a la ciudad; y gran cantidad de monumentos y mezquitas que vienen a ser importantes joyas de la arquitectura islámica que confieren a Estambul un aspecto inconfundible y encantador.

De tal manera, por sus riquezas históricas, geográficas, religiosas y culturales, esta gran metrópolis turca solo puede compararse con Roma, ciudad con la que comparte ciertas similitudes, aparte de ser una urbe donde coinciden oriente y occidente, Asia y Europa, cristiandad e islam, a la vez que es cuna de varias culturas que forman una síntesis armoniosa que mantiene su carácter de metrópolis tanto comercial como política y la convierten en una verdadera caja de sorpresas, considerada en la actualidad como una de las ciudades de mayor vida cultural, artística, histórica y comercial del mundo.

Con su clima suave en cada estación del año, sus excelentes especialidades culinarias, su activa vida nocturna, sus bazares, tiendas y, por sobre todo, la atención y la hospitalidad de sus gentes, Estambul es una ciudad increíble e inolvidable de la cual los turistas salen con intenciones de volverla a visitar.

Por Andrés E. Palacios A.

domingo, 16 de agosto de 2009

Estambul en 48 horas

Dos días son pocos, pero también lo son dos siglos, para recorrer una metrópolis que se extiende por dos continentes y en la que perviven restos romanos, bizantinos y otomanos

La modelo turca sonríe a la cámara. Tacón imposible, recogido a lo Grace Kelly. Detrás tiene el Bósforo y la zona asiática de una ciudad, Estambul, que se ensancha por dos continentes. Delante, uno de los barrios de moda, Ortaköy. La modelo habla inglés y atiende a las súplicas del equipo holandés que la rodea. Estambul está de moda. La plaza de Ortaköy se extiende frente al embarcadero y es una mezcla de antiguas casas de madera, modernas terrazas que se reflejan en el Bósforo y cafés que compiten en diseño y que dejarían en desventaja a los lugares más fashion de Barcelona y asombrados a los de Londres o Nueva York.

Aquí la gente guapa se deja ver, toma el sol o coge un trasbordador que los lleve a Asia o a la Europa antigua (al barrio monumental de Sultanahmet). Unas niñas con pañuelos negros observan a la modelo. Han irrumpido en la escena de la nada y, para el forastero, la sensación que provoca el contraste es agrio. Los estambuleños no se inmutan.

El Estambul más moderno y el más conservador se encuentran a cada paso, se respetan y se extreman por el roce. La llamada del almuédano descongela la escena. Su cántico no se parece a los que llaman a oración y que encandilan cinco veces al día a los de fuera. Este es triste. Un rezo por un muerto. El Bósforo se remueve. ¿La brisa? ¿El fantasma del muerto? La modelo descansa y se cubre con una chaqueta.

Estambul, la antigua Constantinopla, aturde y encandila. En los siglos XVIII y XIX los viajeros se quedaban fascinados ante los palacios del imperio otomano --el de Topkapi es una joya-- y fantaseaban con asomarse a un harén. Quien llega ahora a Estambul aún alberga esos mismos sueños. Aquí están las huellas del imperio romano, del poderío bizantino y de los otomanos. Tradición y modernidad conviven en esta ciudad de 10 millones de habitantes en la que el ritmo se descontrola. Ortaköy es, sin duda, el mejor lugar para preparar las visitas a las mezquitas, a los museos, al Estambul abarrotado de gente, a la megalópolis que va y viene.

Esta ciudad merece miles de caminatas, muchas puestas de sol junto a los pescadores que, desde el puente de Galata, se rinden a la belleza del Cuerno de Oro y, por supuesto, trasnochar en Taksim o en algún restaurante de pescado a orillas del Bósforo. "No podría vivir sin él", asegura una estambuleña mientras lo mira. Tiene razón, el Bósforo es el corazón de esta ciudad.

Estambul se reparte entre la zona europea y la asiática, divididas por el estrecho del Bósforo, en el que confluyen el mar de Mármara y el Negro. A su vez, Europa también tiene dos orillas, la Europa antigua y la Europa moderna, separadas por el Cuerno de Oro, una entrada del Bósforo a la ciudad.

CATALINA GAYÀ

lunes, 27 de julio de 2009

Turquía, sin malos humos LOS TURCOS SIGUEN EL CAMINO DE OTROS PAÍSES EUROPEOS

La restrictiva ley antitabaco amenaza la supervivencia de los tradicionales cafés y salones de ‘narguile’

• El Gobierno pretende proyectar una imagen más moderna
ANDRÉS MOURENZA
ESTAMBUL
Cuando, hace dos años, Simone Rosa entró por primera vez en el Gran Bazar y vio la nube de humo que se alzaba sobre el gentío, exclamó: «¡Pues es cierto que esta gente fuma como un turco!» Esta expresión, común en varios países europeos, está a punto de desaparecer con la restrictiva ley antitabaco que entró en vigor hace una semana.
Al Gran Bazar le llegó su hora el pasado año, con la primera fase de la ley –prohibición del tabaco en lugares de trabajo, transportes públicos y centros comerciales– y el pasado domingo le tocó el turno a los bares, restaurantes y cafeterías: a partir de ahora está prohibido fumar en todos estos recintos e incluso en las terrazas bajo ciertos tipos de sombrillas y toldos será imposible hacer uso del tabaco so pena de ser multado con 32 euros los fumadores y entre 260 y 2.600 euros los locales que lo permitan.
Ahorro en sanidad
Y es que el Gobierno turco se ha tomado muy a pecho la eliminación del humo, no solo por el ahorro que supondrá para la sanidad pública (en Turquía mueren 110.000 personas al año a causa del tabaco, por lo que se calcula que dejarán de gastarse unos 2.000 millones de euros) sino también por su intención de proyectar una imagen de Turquía más moderna y europea. «Los turistas ven nuestros restaurantes llenos de humo y se largan. No creo que se deba fumar en los sitios donde se come; de hecho los fumadores son los que más tiempo ocupan las mesas», declaró un restaurador turco al diario Radikal.
Cumplimiento a rajatabla
Aunque parezca una tarea titánica en un país donde fuman una de cada tres personas y se consumen casi 300 millones de cigarrillos al día, la ley fue cumplida a rajatabla en prácticamente la totalidad del país, explicó a este diario el doctor Toker Ergüder, de la Oficina Nacional de Control del Tabaco. Turquía ha dejado para siempre los malos humos.
Sin embargo, no todos son tan optimistas. La mañana del domingo, los tradicionales cafés –lugares donde jubilados y desempleados se juntan para jugar, charlar y fumar– amanecieron desiertos. Solo algunos consiguieron mantener a la clientela colocando las mesas en el exterior. Un día antes, Hakan, se despedía del tabaco en su café habitual y, con cierta pena, acariciaba con una mano el cigarrillo y con otra el vaso de té: «El té y el tabaco son como la mujer y el hombre, no se pueden separar así como así». A su lado, Suleyman, el camarero del local, se mostraba más tranquilo: «La gente se acostumbrará».
En ciertos restaurantes también se ha notado el efecto antitabaco. El lunes, Hasan observaba cómo pasaban de largo los clientes de su habitualmente repleta casa de comidas del barrio de oficinas de Karaköy. «Se van todos a los restaurantes con terraza, donde sí pueden fumar».
Pero quienes ven el futuro más negro son los propietarios de los salones de narguile, la pipa de agua típica de Oriente Próximo. «Nosotros no somos un restaurante, solo comercializamos el narguile. ¿De qué vamos a vivir ahora?», se pregunta Ahmet. «Por el momento, podemos sobrevivir con los narguiles en las terrazas, pero cuando llegue el invierno no sé qué sucederá», añade. Mientras tanto, en su local han comenzado a colgar carteles de un nuevo tipo de narguiles que funcionan solo con hierbas naturales y, supuestamente, no son dañinos para salud. Fumarse un narguile de tabaco equivale a la exposición a unos 100 cigarrillos.
En los bares, la situación es diferente porque nadie duda de que la gente continuará viniendo a estos lugares a divertirse. Eso sí, se está produciendo un cambio: la gente ha comenzado a preferir aquellos que tienen una salida cercana a la calle para poder salir a fumar.
Desconfianza
Al principio, los fumadores laicos, porque también en esto hay divisiones, fueron quienes más desconfiaron de la ley antitabaco y sostuvieron que era un intento del Gobierno islamista moderado para restringir el uso del alcohol (sic), porque no se puede beber raki (el anisado nacional) sin fumarse un cigarrillo; pero la realidad es que, según las encuestas, el 90% de los turcos, incluidos los fumadores, apoyan las medidas antitabaco. En la lejana población de Hasankeyif, un anciano kurdo da profundas caladas a su cigarrillo en un pequeño jardín: «Desde que lo han prohibido, hasta sabe mejor».

sábado, 25 de julio de 2009

Estambul en tres días

PALOMA GIL

Esta vez vamos a emprender el viaje por un país no muy lejano, pero muy fascinante. La puerta de Europa a Asia, a los sultanes, a las mezquitas, a las alfombras voladoras, a Turquía. Y conoceremos en 3 intensos días la ciudad que vive dividida entre dos continentes: Estambul.
Primer día

El tema de los transportes es necesario tratarlo a parte, pero hoy cogeremos el tranvía 1 (TR1, línea azul oscuro), para empezar desde Sultanahmet, el centro de la ciudad vieja.

Lo primero que vamos a conocer es Santa Sofía. Una mezquita, una iglesia bizantina, un santuario y, ahora: un museo. Su nombre quiere decir Sabiduría Sagrada. Lo más llamativo son los fondos caligráficos, es la seña de identidad del edifico. Cierra los lunes y la entrada cuesta 15 libras turcas (LT), unos 7 euros al cambio. Justo enfrente está la mezquita azul, una maravilla en todos los sentidos y además es gratis. Debe su nombre a los azulejos que la adornan y puede presumir de ser la única en el mundo que cuenta con 6 minaretes. Cuenta la leyenda que el Sultán Ahmet I le pidió a su arquitecto, en tiempos de crisis, que construyera los minaretes de oro puro (en turco, altin) y el arquitecto previó problemas, con lo que solucionó el dilema construyendo seis (alti) minaretes y luego se disculpó diciendo que le habría entendido mal. Este edificio es una auténtica preciosidad.

Iremos dando la vuelta a la mezquita para visitar otros lugares de interés y terminaremos casi en el mismo sitio. Lo siguiente es la cisterna de Yerebatan (10LT, 4,66 euros), la más grande de las 60 cisternas que se construyeron en Estambul en la época bizantina, del 532. Tiene 336 columnas, en 12 hileras de 28 columnas, con 4 metros de separación y 8 metros de altura, es decir, unos 80.000 metros cúbicos de agua para ese barrio. No olvidéis buscar las dos cabezas de Medusa. En la misma placita están los baños de Roxelana, nombre de la esposa de Solimán el Magnífico. Eran baños imperiales reservados para cuando Santa Sofía era utilizada de mezquita, con separación para hombres y mujeres.

A la derecha de la mezquita azul está el Hipódromo, construido en el siglo III por el emperador Severo. Constantino lo amplió para dar cabida a 100.000 espectadores y lo adornó con columnas, de las que hoy quedan la columna de cantería, con forma de obelisco, se compone de piedras sin tallar y debió de estar cubierta de placas de bronce con inscripciones de oro. La columna serpentina, porque debieron ser 3 serpientes de bronce, enroscadas, cuyas cabezas sostenían una olla de oro, aunque sólo queda una cabeza de las serpientes y está en el museo arqueológico. Fue traída desde Delfos en el siglo V. La otra columna que se conserva es el famoso obelisco egipcio, que es el monumento más antiguo de Estambul, tallado por orden del faraón Tutmosis III, fue traído realmente desde Egipto. Actualmente está roto y sólo se aprecia la tercera parte de su tamaño original.

Si continuamos rodeando la mezquita azul encontraremos varios museos, aunque no hay tiempo suficiente para ellos. Un par de calles por detrás hay otra mezquita, la de Sokollu Mehmet Pasha, situada en una cuesta bastante escarpada, lo que el arquitecto suplió con un patio de dos pisos, el primero, ahora destruido, eran tiendas, el segundo, un patio abierto, rodeado de columnas que es lo que merece la pena visitar.

Volviendo a nuestro recorrido, en la parte izquierda de la mezquita azul está la fuente alemana, de estilo neobizantino, es octogonal y está abovedada. Fue construida en 1900 por el gobierno alemán con motivo de la visita del emperador Guillermo II en 1898. Y un poquito más allá encontramos la fuente de Ahmet III, de estilo rococó turco, demasiado recargada quizá, pero de alguna manera es hermosa. Tiene cinco pequeñas cúpulas, nichos en forma de mihrab y relieves florales abigarrados. Las fuentes otomanas son muy curiosas, así que no os la perdáis.

Para comer recomiendo subir hasta la plaza de Çemberlitash , ahí se encuentra la columna quemada, hay muchas tiendas y los restaurantes son típicos y no demasiado caros, pero no os desviéis y os vayáis al Gran Bazar antes de tiempo. Tras la comida, es el momento de cruzar las murallas marítimas para encontrar la Iglesia de Santa Irene, actualmente un museo. Es del siglo VI y es un edificio único porque cuenta con 3 peculiaridades: el synthronon (cinco hileras de asientos encajadas en el ábside), una cruz negra sobre oro de mosaicos iconoclastas y un patio con sarcófagos de duro y rojizo pórfido, donde se enterró a los emperadores bizantinos.

Desde aquí podemos entrar en el fabuloso palacio de Topkapi. La entrada es cara, pero es mejor pagar por ver el recinto completo o dentro llegarán los arrepentimientos (36 LT, 16,8 euros y cierran los martes). El palacio fue construido por Mehmet II en varios pabellones. Esta visita no puede llevarnos más de 3 horas, así que volvemos a salir por la puerta que entramos y llegaremos a la Sogukçesme Sakgi, una callecita empinada flanqueada por típicas casitas de madera y subimos hasta la calle Divanyolu. Aquí llegamos a la cisterna de las 1.001 columnas, del siglo IV. En realidad sólo tiene 264 columnas de mármol, no es lo más bonito y está un poco abandonada.

Continuando por la misma calle llegamos a la tumba del sultán Mahmut II, un mausoleo octogonal del siglo XIX. Y un poco más allá, la columna de Constantino, construida en el 330 por la consagración de la nueva capital de Bizancio. En tiempos sostuvo la estatua del emperador y cuenta la leyenda que en su base se guarda un frasco de aceite de perfumado de María Magdalena y algunos panes con los que Jesús alimentó a la multitud.

Siguiendo esta misma calle volvemos a la plaza de Çemberlitash y un poco más arriba está el famoso Gran Bazar, fundado por Mehmet II, donde pasaremos el resto del día. Y en cuyos alrededores también se puede cenar. Felices compras.
Segundo día

Hoy comenzaremos donde lo dejamos ayer. En esa misma calle, a unos pocos pasos, está la playa de Beyazit, donde se encuentran la torre y la mezquita que reciben el mismo nombre. Es la zona más animada del casco antiguo y su mezquita es la más antigua de Estambul. En la parte norte de la plaza está la puerta árabe, que da acceso a la Universidad de Estambul. Y a la derecha está la maravillosa mezquita imperial de Süleymaniye. La mezquita de Suleyman, donde está enterrado el sultán, para mi gusto la más bonita de la ciudad. Era, además de un lugar de culto, un recinto de caridad, por eso está rodeada de un hospital, una cocina de caridad, las escuelas, un caravasar, es decir, un refugio para las caravanas y una casa de baños.

Volviendo a la puerta árabe, por la calle S. Basi-Vezneciler, prácticamente nos encontramos a la derecha, con el acueducto de Bozdogan, también conocido como acueducto Valente, ordenado construir por Constantino el grande y terminado por el emperador bizantino Valente en 368, traía el agua desde el Bosque de Belgrado.

Sigamos subiendo por la misma calle Macar Kardesler y nos daremos de frente con la mezquita imperial de Fatih o mezquita del conquistador Memeht II, que representó un gran avance en la arquitectura turca clásica, aunque personalmente creo que no es la mejor de la ciudad. Regresemos sobre nuestros pasos, hasta el acueducto y sigamos calle arriba, hasta la mezquita de Zeyrek o el monasterio del Pantocrátor. En realidad es un edificio bastante complejo, yo diría que es más un monasterio, aunque después fue utilizado de mezquita con madrasa incluida, construido en el siglo XII, está compuesto por dos iglesias, una capilla y el monasterio en sí. Atención a las vidrieras y los mosaicos del suelo.

Sigamos subiendo por esa calle, Bulvari, hasta cruzar el Puente de Ataturk, el cuarto más largo de Europa y el séptimo del mundo. Giramos a la izquierda en la calle Tersane y volvemos a girar a la izquierda en la tercera calle, para encontrarnos con la Iglesia de San Pedro y San Pablo que, como mínimo, es peculiar. Al parecer los dominicos fueron expulsados de su iglesia original, cuando ésta se convirtió en mezquita. Se trasladaron a ésta, la fachada principal no podía dar a la calle, por la ley otomana, así que hay que acceder por un patio y una puerta lateral, en el interior hay 4 altares, pero lo mejor es la cúpula azul con estrellas doradas. Y si seguimos subiendo llegamos a la Torre Gálata, que se ve casi desde cualquier punto de Estambul. Tiene 61 metros de alto y se construyó sobre la colina Gálata, con lo que ofrece una panorámica de lujo, tras pagar el precio de 8LT (3,74 uros) y de subir 143 escalones, aunque también hay ascensor. Fue reconstruida por El Genovés en 1348, sobre una torreta del siglo V. La llamaron la Torre de Cristo por tratarse de una atalaya defensiva. Los otomanos la utilizaron de almacén naval y de cárcel, después fue un observatorio y finalmente torre de vigilancia para los incendios. Su dominio sobre el Bósforo, nos permite la mejor vista del Mar de Mármara y del entrañable Cuerno de Oro.

Cerca del Monasterio de Mevlevi se coge el Tranvía de la nostalgia hasta el barrio de Taksim, uno de los más concurridos, sobre todo por la noche. Aquí comemos.

Después podemos volver sobre nuestros pasos en el mismo tranvía o caminar por la calle Siraselviler hacia abajo. Es un buen tramo, pero en el medio encontraréis Çukurcuma, la zona histórica de Beyoglu (la moderna es Taksim), repleto de pequeñas tiendas en las que se puede encontrar de todo, especialmente gangas. Al final de la calle, está la mezquita de Kiliç Alí Pasha, inspirada en Santa Sofía, data de 1580. La historia es divertida, al parece Kiliç fue capturado por piratas musulmanes que lo convirtieron al islamismo, así que entró a servir a Solimán el Magnífico; fue comandante de la marina para 3 sultanes diferentes y finalmente, pidió a Murat III un lugar para construir una mezquita. El sultán respondió que sería “en los dominios de un almirante: el mar”, así que Kiliç le pidió parte del Bósforo y lo hizo allí.

De nuevo seguimos bajando, por la calle Necatobey, casi hasta el puente, donde se encuentra la mezquita de Yeralti y desde allí cruzamos el puente Gálata, que es el más antiguo del Cuerno de Oro hasta llegar a la mezquita nueva, la Yeni Cami. Su edificación duró 66 años, por falta de financiación. Cuando comenzaron las obras, el mar llegaba hasta la plataforma sobre la que se sitúa la mezquita. Es la última que se construyó durante la época clásica otomana y lo mejor son las vidrieras y la marquetería de puertas y ventanas.

Al salir hay que bordear el parque y seguir la calle hasta llegar a la Yeni Postane. Hacia la derecha podemos ver otra mezquita importante, la de Rüstem Pasha. Al parecer, fue uno de los dos visires más importantes de Solimán, mandó construir la mezquita en el barrio de Tahtakale, dentro del bazar de ferreterías, un lugar poco apropiado, por eso Sinan, el arquitecto, decidió construirla sobre una plataforma de tiendas. Todo el interior y una parte del exterior del edificio, están recubiertos con los azulejos más valiosos de la época.

De nuevo bajamos, en la dirección inversa a la que veníamos, hasta el Gran Bazar Egipcio o de las especias. Fue construido en 1660 para financiar la mezquita nueva y actualmente tiene 97 tiendas. Dentro se pueden comprar no sólo especias, sino perfumes o alimentos típicos. Y, desde luego, hay que visitar también el mercado de las flores y el de los pájaros, que están en el patio exterior del mercado. A pesar de su aspecto exterior, hay que entrar.

Por último, unos metros más abajo, está la estación de Sirkeci, construida para recibir al mítico Orient Express. Tiene un aire nostálgico y desde aquí podemos viajar de nuevo hasta Taksim para cenar y pasar el resto de la noche dando un paseo.
Tercer día

El día de hoy lo vamos a aprovechar para cruzar el Bósforo, a la parte asiática. Así que lo mejor es empezar donde nos quedamos ayer, en la orilla del lado derecho del puente Gálata, desde donde salen infinidad de barcos: autobuses marinos, transbordadores normales, transbordadores de coches y motoras. Nosotros vamos a coger un transbordador normal que nos lleve hasta Üsküdar. Por el camino veremos la famosa torre de Leandro (Kizkulesi), construida por primera vez en el siglo XII y reconstruida en el siglo XVIII, es uno de los símbolos de la ciudad.

Usküdar es uno de los barrios más antiguos de la parte asiática, lleno de callecitas laberínticas en los alrededores de la zona monumental, que es la plaza del muelle. Una vez en allí, a la izquierda está la mezquita Iskele, la de la sultana Mihrimah, hija de Solimán. Es uno de los famosos külliyes de las sultanas en esa zona (una especie de instituciones de caridad turcas).

En el sentido opuesto de la plaza hay otras dos mezquitas interesantes: la de Yeni Valide, otro külliye, construido por el sultán Ahmet III, en honor a su madre, la Valida del sultán, Gülnus Immetullah Atún, uno de los últimos ejemplos de construcción que siguió el más puro estilo otomano. Lo más destacado es la cúpula. Incluía un imaret (comedor público), una escuela infantil, un mercado y una fuente de abluciones. Además, de camino a la plaza de Usküdar, está el mausoleo de Gülnus sultana. La otra mezquita es la de Semsi Ahmet Pacha, también conocida como Kuskonmaz Cami, en turco, otro de los visires de Solimán. Tiene 12 aulas que, actualmente, se emplean de biblioteca.

Volvemos al barco. El puerto para la vuelta es Kabatas. Desde allí sólo hay que subir la calle Meclisi Mebusan hasta el palacio de Dolmabahçe (cierra lunes y jueves y cuesta 16LT, 7,54 euros), construido a mediados del XIX por el sultán Abdülmecit I. La fachada del palacio se extiende a lo largo de 600 metros, a la orilla del Bósforo, es uno de los palacios más impresionantes de Estambul, la sala de recepción tiene 56 columnas y la lámpara de araña es inmensa, pesa 4 toneladas y media y lleva 750 bombillas, fue traída de Inglaterra y se dice que es la más pesada del mundo. En la actualidad sólo se puede entrar con visitas guiadas y hay dos recorridos: los recintos reservados a los hombres (Selamlik), las estancias oficiales y el salón de ceremonias; y la otra es el harén, las estancias privadas del sultán y su séquito. No podría elegir.

Justo al lado tenemos la mezquita Dolmabahçe, muy original, pues los alminares son columnas corintias y la luz entra a través de enormes ventanales en arco. El interior está decorado con mármol, atención al trampantojo, es decir, una ilusión óptica. A la derecha del palacio hay dos museos, el naval y el de Bellas Artes. Y subiendo por el bulevar Barbaros está el palacio Yildiz (cerrado lunes y jueves), que en realidad es un complejo de palacetes y jardines. Se pueden visitar los apartamentos estatales y varios pabellones, además de la mezquita. Son las mejores vistas panorámicas del Bósforo.

A partir de este punto, daremos dos opciones para la tarde. Por un lado, los que quieran relajarse a tope, pueden volver al barrio de Sultanhamet y buscar un buen baño turco, un hamam, donde serán bañados y masajeados a conciencia hasta hacer desaparecer cualquier pequeño atisbo de estrés. El resto, deberá tomar un transporte hasta el barrio de Ortaköy, desde el que se puede observar el Puente del Bósforo, que es cuarto más largo de Europa y el séptimo del mundo, conecta la parte asiática de la ciudad, con la europea y cruzarlo es todo un acontecimiento. Al otro lado está el Palacio de Beylerbeyi, un palacio del siglo XIX, construido por el sultán Abdülaziz, en mármol blanco y con unos jardines muy reputados.

Lo interesante de Ortaköy se debe a que es un barrio bohemio, de callejuelas estrechas, en las que se agolpan las tiendas de antigüedades, de souvenirs, los bares y restaurantes con terracitas a orillas del Bósforo. Aquí se pueden hacer las últimas compras de rigor y aquí es dónde se termina el viaje.
A tener en cuenta

Viajar en taxi es cómodo y relativamente barato, pero siempre hay que negociar la tarifa antes de arrancar o el precio no será nada barato. Los taxímetros son un mero adorno.

El café turco es una auténtica maravilla, pero sólo se bebe la mitad de la taza, el resto son posos aunque no lo parezcan. El té turco no tiene fama, pero es incluso mejor que el propio café. Y el agua, siempre embotellada.

Comprar en Estambul significa entre otras cosas regatear con habilidad. Los vendedores suelen hablar español o cualquier otra lengua y dialecto mundial con tal de vender. No dejéis que os acosen.

Los baños turcos son radicalmente diferentes a cualquier variedad de spa que hayáis conocido.

Para viajar a Turquía es necesario, además del DNI o el Pasaporte, un visado, que se puede conseguir en el propio aeropuerto, con valor para 3 meses, por un total de 15 euros.

Señoras y señoritas, en Estambul, para entrar en las mezquitas, nos tapan la cabeza, así que no olvidéis llevar siempre un pañuelo en el bolso.
Cómo llegar

Por aire. Todas las compañías aéreas europeas tienen alguna conexión de vuelo con Turquía. Desde el aeropuerto de Ataturk, en Estambul, es fácil llegar a la ciudad en taxi.

Por tierra. Si deseas acercarte a Turquía en automóvil, ten en cuenta que tendrás que atravesar países que no se encuentran dentro de la UE, con lo que deberás consultar sus legislaciones de tráfico. Existen dos itinerarios básicos: Francia (Niza), Italia (Génova-Venecia), ex -Yugoslavia (Belgrado), Bulgaria y Turquía (Estambul). O el mismo itinerario y en Venecia tomar un transbordador hasta Estambul. Los ciudadanos de la UE pueden conducir en Turquía con sus permisos nacionales durante tres meses. La ciudad turca mantiene conexiones ferroviarias diarias con varias capitales europeas, como Munich o Atenas.

Por mar. Aparte de los cuantiosos cruceros que existen por el Mediterráneo, varias compañías, tanto turcas como extranjeras, tienen servicios regulares con Estambul.

http://www.revista80dias.es/articulos/2009/07/estambul-en-tres-dias.html

jueves, 16 de julio de 2009

Turquía, principal productor mundial, reestructurará el sector de la avellanera

El Gobierno turco presentó esta semana un plan de reestructuración del sector avellanero que podría tener consecuencias en sus principales competidores, entre ellos Cataluña.

Turquía es actualmente el principal productor de avellanas del mundo con una cuota del 79 por ciento del mercado el pasado año (incluyendo cosecha y reservas sacadas a venta), seguido de Italia con el 11 por ciento.

España (y especialmente Tarragona) y Estados Unidos comparten el tercer puesto, con aproximadamente el 2,5 por ciento de la producción.

Según el plan Revolución en la agricultura presentado por el ejecutivo de Ankara, la producción de avellana turca será restringida y el estado dejará de comprar la producción a los agricultores, un método utilizado para subvencionar el sector.

Además, la oficina estatal de Productos Agrícolas (TMO) no pondrá a la venta las 535.000 toneladas de sus reservas.

Los sindicatos de agricultores de Cataluña, donde se concentra la práctica totalidad de la producción avellanera española, han criticado en numerosas ocasiones el dumping (competencia desleal) a los precios ejercido por Turquía a través de sus excedentes y han demandado que la UE exija al país euroasiático la destrucción de sus reservas de avellana.

El ministro turco de Agricultura, Mehdi Eker, explicó ayer que el nuevo plan comenzará a aplicarse a partir del año que viene y que todos los cultivos sin certificado del Ministerio deberán ser transformados en cultivos alternativos, para lo que el gobierno prevé diferentes ayudas.

Más de dos millones de personas en Turquía viven del cultivo de la avellana, cuyos terrenos ocupan 642.000 hectáreas, principalmente en la región del mar Negro.

Debido a la política de anteriores gobiernos de subvencionar la compra de las avellanas a precios ventajosos, los terrenos dedicados a este fruto seco han incrementado año tras año.

Algunos agricultores turcos han expresado su apoyo al plan del gobierno, pero según otros, la reestructuración del sector dañará la economía de miles de familias.

Mientras Turquía es el país líder en la exportación de avellanas, otros países exportadores (Italia y España) deben comprar a Turquía importantes cantidades de este fruto seco para colmar las necesidades de las diversas industrias de transformación que utilizan la avellana y que optan por el producto turco, más barato.

El dilema de turquia

La UE mantendrá su reserva cultural y política mientras el país no separe el Estado y las mezquitas.
Las negociaciones entre Turquía y la Unión Europea (UE), en vez de avanzar, están completamente estancadas, hasta el punto de que el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, de visita en Bruselas, se quejó amargamente del trato que recibe su país y vituperó el populismo erróneoO que proliferó en la campaña para las elecciones del Parlamento Europeo, cuando varios partidos del centroderecha censuraron con estridencia tanto la lentitud en las reformas del Gobierno de Ankara como su proclividad islamista. Un verdadero círculo vicioso y un dilema irresuelto entre los europeos críticos y los turcos que frenan las reformas.

La adhesión de Turquía a la Unión Europea (UE), a la que está vinculada por un tratado de asociación desde 1963, tropieza en el interior con la oposición nacionalista, pero, sobre todo, con la tensión entre los sectores laicos, herederos del kemalismo, y los islamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), dirigido por Erdogan, en el poder desde el 2002.

EL RECHAZOdel reconocimiento de Chipre, cuya parte norte está ocupada por el Ejército turco; la presión migratoria, la reforma de la Constitución para asumir el acervo comunitario, el poder militar y el estatuto personal de la minoría kurda son problemas que a veces enmascaran el meollo de la cuestión: la arriesgada acogida de un Estado crecientemente islámico, culturalmente antagónico, subdesarrollado, de democracia problemática, demografía galopante y 80 millones de habitantes.

La controversia entre el Gobierno y los kemalistas en el Ejército y la sociedad civil se retroalimenta con dos sutiles teorías de la conspiración. Si el primero ordena la detención de universitarios, periodistas o militares supuestamente implicados en la trama conocida como Ergenekon para derrocar al AKP, los segundos consideran que el sumario es un acto de intimidación que forma parte de la agenda secreta del primer ministro para acabar con la Turquía secularO e imponer las leyes y costumbres islámicas en la vida pública.

DESDE HACEdos años, los laicistas replican a las acciones del Gobierno con manifestaciones de protesta en Estambul y Ankara, las dos urbes donde se concentran los funcionarios y la burguesía mercantil, defensores del secularismo, frente a los sectores islamistas que imperan en la inmensidad rural. Esas dos Turquías aparecen ante cualquier visitante.

Los liberales occidentalizados, con el diario Hurriyet (y su versión inglesa) a la cabeza, se alarman por los avances del islamismo en los círculos del poder, pero los imanes que atruenan el espacio con sus altavoces en los minaretes deploran la escasa afluencia de jóvenes a la mezquita.

Otras fallas sacuden los cimientos de la sociedad turca. El nacionalismo, agresivo, acusa a Orhan Pamuk, premio Nobel, que se sienta de nuevo en el banquillo, de insultos a la nación turcaO por haber declarado a un periódico suizo: Matamos a un millón de armenios y a 30.000 kurdos, pero nadie en Turquía tiene el coraje de decirloO.

Los mismos nacionalistas o kemalistas dogmáticos que aún idealizan el Estado autoritario y xenófobo de Ataturk o desean imponer el secularismo con parecidos métodos autoritarios a los que emplean los islamistas, pero que también se agarran al libro de Walter Laqueur Los últimos días de Europa para insistir en el sombrío e impredecible futuro del continente.

LOS PROBLEMASkurdo y armenio siguen candentes y coartan las aspiraciones europeas. La maltratada minoría kurda (unos 15 millones, el 20 por ciento de la población total) está muy lejos de haber recuperado sus derechos políticos y culturales, como exige la Unión Europea (criterios de Copenhague), una cuestión vidriosa que precisa una reforma constitucional inviable por mor de la aritmética parlamentaria.

Ankara sigue sin reconocer el genocidio de los armenios, la deportación forzosa y el exterminio de más de un millón de cristianos durante el Gobierno de los Jóvenes Turcos en el Imperio otomano (1915-1917), un asunto que incluso enfrenta al primer ministro Erdogan con el más moderado presidente de la República, Abdulá Gül.

LA POLITICAexterior no ayuda a colmar la brecha entre Europa y Turquía. Erdogan ha suplantado la tradicional diplomacia de fidelidad a la OTAN y amistad con Estados Unidos(EEUU) e Israel por un panislamismo militante, que mira más a Teherán que a Washington, y que incluye el apoyo tanto a Hamás e Hizbulá como a los gobiernos islamistas de Sudán o Qatar.

Las élites surgidas del kemalismo, educadas en universidades laicas de tipo occidental, han sido sustituidas por otra procedente de las escuelas coránicas. El viejo sueño de una Turquía secular y europeizada, presente en las lucubraciones sobre el choque de civilizaciones, se halla así en franco retroceso.

ANTE ESATurquía desgarrada y en transición, no se sabe muy bien si hacia el islamismo riguroso o la europeización desde arriba, los países de la Unión Europea están divididos, aunque parece abrirse paso la idea de una asociación privilegiadaO, sugerida por la cancillera alemana Angela Merkel y secundada por el presidente francés Nicolas Sarkozy, que permitiría compartir los intereses económicos y promover el desarrollo, pero manteniendo la reserva cultural y política hasta que Turquía recorra el abrupto sendero que debe llevar a la emancipación de todos sus ciudadanos, la separación del Estado y la mezquita, el respeto de sus minorías y la consolidación de un marco político homologable.

MATEO Madridejos
*Periodista e historiador.

lunes, 6 de julio de 2009

Alianza por Estambul

Desde hace 20 años, Estambul se ha convertido en un centro económico cosmopolita. La caída de los regímenes de tipo soviético y la revolución iraní han convertido la ciudad que vive con un pie en Occidente y otro en Oriente en lugar abierto para los negocios y el ocio de viejos y nuevos ricos de los países de la antigua URSS, Irán y el mundo árabe. Las terrazas de los restaurantes y los clubes del Bósforo testifican esta transformación. Las clases altas de Estambul comparten estos lugares de diversión con la gente rica de los países del entorno. Naturalmente, esta transformación tiene efectos en la especulación inmobiliaria y el desarrollo creciente de una economía informal, en los márgenes de la legalidad.

Al tiempo que Estambul va adquiriendo esta dimensión de capital global, en sus calles la bandera turca se ha hecho omnipresente. Los edificios públicos y muchos privados se adornan con la media luna y la estrella sobre fondo rojo de la enseña nacional. Me dice Ohran Pamuk que esta exhibición de nacionalismo empezó hace unos cinco años y es estimulada por el Ejército y su entorno con la voluntad de rearme ideológico tanto frente al europeísmo como al islamismo. Es decir, en Estambul coexisten y se confrontan los tres actores del drama político contemporáneo: lo global, lo nacional y lo religioso, o si se prefiere, dinero, política y creencia.

En una ciudad de interconexión, con tantos flujos relacionales con su entorno geográfico, la complejidad es la única perspectiva para interpretar los efectos de una dualidad estructural: modernidad y tradición, laicismo e islamismo, cultura urbana y pervivencias del mundo rural, militarismo y democratización, progreso y decadencia, legalidad y dinero negro, Europa y Asia, Occidente y Oriente. El lugar en que estas contradicciones deberían evolucionar en un futuro es Europa.

Pero desde Estambul se comprende mejor que la incorporación de Turquía a Europa es un proceso extremadamente complicado. Lo es, evidentemente, por la negativa de las dos principales potencias europeas, Francia y Alemania. Por muchas razones, la primera de ellas, el peso de la demografía. Turquía pasaría a ser el primer país europeo en población. Pero no sólo de fuera vienen los obstáculos. Hay en el interior fuerzas muy contrarias a la integración en Europa. Y la principal de ellas es el Ejército.

El Ejército turco, como todo el mundo sabe, es extremadamente poderoso. Garante del laicismo y de los valores republicanos, se sitúa por encima del poder civil y se siente autorizado a desplazar a los Gobiernos con el solo argumento de la violación de las normas básicas de la república. La tensión entre militares y civiles es permanente. Y los rumores de asonadas son pan de cada día, aunque la mayoría de las veces queden en nada. Evidentemente, en las reglas del juego de la UE, que Turquía como cualquier otro miembro tendría que respetar para entrar, es inadmisible que el poder militar se sitúe por encima del poder político, democráticamente elegido. Las normas fundamentales de Turquía deberían cambiar: los militares turcos perderían gran parte del poder y de sus privilegios.

No sólo hay que poner la religión en su sitio para que Turquía pueda entrar en Europa, también los militares deben entrar en el juego democrático. Erdogan sigue llamando a la puerta de Europa, aunque algunos duden de su sinceridad, porque dicen que más allá de las apariencias su partido es islamista, es decir, está totalmente encadenado a la religión. Pero que un partido confesional islámico aceptara plenamente las reglas del juego democráticas tal como rigen en Europa, del mismo modo que lo hizo la democracia cristiana en su día, sería un acontecimiento de tal envergadura para el mundo entero, que es irresponsable que los líderes europeos no empujen a Turquía en esta dirección. Más todavía teniendo en cuenta que la transformación modernizadora que vive una ciudad como Estambul juega absolutamente a favor. Por la noche, en las calles atestadas de gente del entorno de la plaza Taksin es difícil encontrar una sola mujer con velo.

Y puesto que Francia y Alemania han optado por la actitud conservadora y que Italia está como está, es al Reino Unido y a España a los que corresponde tirar de Turquía hacia Europa. Y si la alianza de civilizaciones de Zapatero es algo más que música para bailarines morales al sempiterno estilo de las Naciones Unidas, aquí está la oportunidad de probarlo. Trabajar para incorporar Turquía a Europa sería la mejor manera de demostrar que esta alianza es algo más que una ficción autocomplaciente entre dos gobernantes a la búsqueda de reconocimiento.