Frente a la Plaza Bolívar, en el centro de Caracas, hay concurrencia como no se había visto en años. Hace poco abrió allí el "Café Venezuela", que promete platos tradicionales a "precios justos". Y un poco de debate político.
Se trata de la tercera de las cafeterías estatales establecidas en la capital desde marzo de este año, todas manejadas por Comerso, la red de "Comercios Socialistas" que también administra varias areperas (restaurantes especializados en la venta de arepas, una especie de torta de maíz rellena tradicional), una red de hipermercados, concesionarios de vehículos y caucheras, entre otros.
Las otras dos sucursales están también ubicadas en la zona clave de Caracas y son frecuentadas tanto por trabajadores y habitantes de los alrededores como por turistas.
En nuestra visita por la mañana al "Café Venezuela" la mezcla es variada: señoras con niños y bolsas, jóvenes con uniforme de vigilante privado y personas mayores con boina, que pasan el tiempo bajo las sombrillas de las mesas mientras recorren las páginas de alguno de los periódicos oficiales de distribución gratuita.
clic Lea: Venezuela y la "arepa socialista"
La clave del precio
"Esto es a todas horas", dice, tratando de espantar a un par de abejas persistentes, la joven que atiende la caja, frente a la que se forma una fila permanente de gente.
A esa hora, los clientes buscan café (grande por 2,5 bolívares –unos US$ 0,58 a tasa de cambio intermedia–, lo que equivale a la mitad del "precio capitalista" de cinco bolívares, según reza en la lista de precios), tortas o pasteles y jugos naturales.
Al mediodía tienen buena acogida las sopas y las ensaladas, también con importantes descuentos.
"La verdad es que me parece caro", se queja una señora que estudia la mencionada lista de precios en la entrada del local. "Pero, claro, ellos son un comercio y tienen que pagar personal, luz, agua", dice.
Sin embargo, en este punto la señora no parece estar en lo correcto. Según le dijo recientemente el encargado del negocio a la prensa local, el establecimiento no paga alquiler (funciona bajo la figura de comodato), ni servicios de luz o agua.
La otra clave de los precios bajos es utilizar proveedores oficiales, como el Fondo para el Desarrollo Agrario Socialista.
"Si se busca un socialismo justo, con igualdad de derechos para todos sus habitantes, todos los cafés, no sólo los del gobierno, deberían contar con los mismos distribuidores", opinó el dependiente Henry González en esa oportunidad.
Un poco de política
Otros encuentran que no hay motivo para comentarios negativos, como no sean los creados por una polarización política de la que ni las barras de cafetería parecen poder escapar.
"Un café y un peazo' (un trozo muy grande) de torta por menos de diez bolívares. ¿Cuándo se había visto esto? Lo que pasa es que la gente es muy mal agradecida y se la pasa criticando a mi comandante", dice, a voz en cuello, una cliente satisfecha.
A esa hora, los clientes buscan café (grande por 2,5 bolívares –unos US$ 0,58 a tasa de cambio intermedia–, lo que equivale a la mitad del "precio capitalista" de cinco bolívares, según reza en la lista de precios), tortas o pasteles y jugos naturales.
Al mediodía tienen buena acogida las sopas y las ensaladas, también con importantes descuentos.
"La verdad es que me parece caro", se queja una señora que estudia la mencionada lista de precios en la entrada del local. "Pero, claro, ellos son un comercio y tienen que pagar personal, luz, agua", dice.
Sin embargo, en este punto la señora no parece estar en lo correcto. Según le dijo recientemente el encargado del negocio a la prensa local, el establecimiento no paga alquiler (funciona bajo la figura de comodato), ni servicios de luz o agua.
La otra clave de los precios bajos es utilizar proveedores oficiales, como el Fondo para el Desarrollo Agrario Socialista.
"Si se busca un socialismo justo, con igualdad de derechos para todos sus habitantes, todos los cafés, no sólo los del gobierno, deberían contar con los mismos distribuidores", opinó el dependiente Henry González en esa oportunidad.
Un poco de política
Otros encuentran que no hay motivo para comentarios negativos, como no sean los creados por una polarización política de la que ni las barras de cafetería parecen poder escapar.
"Un café y un peazo' (un trozo muy grande) de torta por menos de diez bolívares. ¿Cuándo se había visto esto? Lo que pasa es que la gente es muy mal agradecida y se la pasa criticando a mi comandante", dice, a voz en cuello, una cliente satisfecha.
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sábado, 18 de septiembre de 2010
Un "cafecito socialista" en Caracas
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