lunes, 14 de julio de 2008

VIDA EN FAMILIA




VIDA EN FAMILIA

Hablamos de las relaciones en la familia, las celebraciones familiares, en la mesa, la siesta, animales de compañía y las visitas.
Los españoles somos amistosos y deseosos de demostrarlo. Una prueba de fuego es conocer a una familia española. El saludo implica una demostración añadida de afecto. Entre familiares de uno y otro sexo es habitual el abrazo, el beso o una buena ración de besos si quien te besa es tu abuela. Aunque tú seas un desconocido no te salvarás de un apretón de manos bien fuerte, quizá de algunos golpecitos en la espalda, brazo u hombro y las mujeres te darán dos besos en las mejillas. Es mejor que te quede claro desde el principio que el contacto físico entre nosotros es una forma de comunicación antes que una intromisión en la privacidad de los demás.

Al visitar una casa será conveniente que no permanezcas en silencio y que expreses la agradable sensación que te produce. No te importe que el papel pintado no combine con el resto del mobiliario o que sea muy evidente que las flores son de plástico de primerísima calidad. Te contestarán "¿De verdad?" o "¿Tú crees?" y a continuación insistirán en mostrarte toda la casa. Lo mismo debes hacer si te muestran fotos familiares o el coche que está en el garaje. Si has recibido una invitación para comer o cenar, y a no ser que haya mucha confianza, será un acierto hacer un regalo a los anfitriones, una botella de vino o unos dulces será todo un detalle. El agasajado dirá "pero si no hacía falta", "para que te has molestado".

En tu visita, y si convives más prolongadamente con una familia española, comprobarás algunos
aspectos que pueden ser desconcertantes para tí, pero que aquí se ven como normales. Llevar zapatos en casa es habitual. Muchos españoles tienen pájaros enjaulados en sus casas. A la hora de comer, verás que, si bien el pan nunca falta, es considerado de tontos comerlo acompañando a la sopa. Además en tu plato es posible que te encuentres con una pieza de carne y, en especial, de pescado con cabeza incluyendo los ojos (que generalmente no se comen) como síntoma de su frescura.

La televisión es uno de los centros de la vida familiar. Muchos españoles la conectan al llegar a casa, realizan diversas actividades en otras habitaciones mientras el aparato se mantiene encendido. A menudo la llamada pequeña pantalla preside reuniones entre familiares y amigos, incluso comidas y cenas, sin que nadie le preste demasiada atención.

Las llamadas telefónicas a los domicilios particulares a partir de las 22:00 ó 22:30 no son bien vistas por lo general, salvo que haya gran confianza o la llamada esté motivada por razones de urgencia. Así mismo es habitual que los hijos permanezcan en el domicilio familiar hasta los treinta o más. Más que a la resistencia de cortar lazos familiares que naturalmente los une parece que ello obedece a razones económicas. La importancia de la familia no se limita a lo dicho sino que a pesar que sean evidentes, los síntomas de crisis del modelo familiar vigente, su influencia se proyecta sobre otros ámbitos de la vida social, religiosa e incluso laboral.

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