viernes, 8 de octubre de 2010

Los vendedores de Estambul comercian en todas las lenguas de la Península Ibérica

El castellano y el catalán lo dominan casi todos, el euskra menos y el gallego es más difícil escucharlo

Una mujer de mediana edad pasea por el Gran Bazar de Estambul acompañada de su hija veinteañera. Se detienen en una tienda a mirar unos objetos de regalo.
El vendedor se dirige a la joven, y le dice: «¿Desean algo usted y su hermana?». La sonrisa, sobre todo la de la señora, está garantizada.
Pero para que este acto de galantería funcione, es necesaria la comunicación.
Dominar la lengua del comprador es una herramienta de venta esencial, sobre todo en los bazares de Estambul, donde los turistas españoles «hablan muy poco inglés», según aseguran los comerciantes.
¿Quieren otro ejemplo? Un turista observa unos objetos de regalo, pero hace amago de marcharse sin llevarse nada. «¿No me quieres comprar? ¡Tacaño! ¿No serás catalán?», dice el vendedor, en perfecto castellano.
«A los españoles les encanta que les hables en español, claro, porque es su idioma», dice Ilhan Kantemur, que comercia con pashminas y telas. Por ello, son muchos los que se esfuerzan por aprender un poco de este idioma.
Algunos, los que se lo pueden permitir, acuden al Instituto Cervantes, cuya sede en Estambul ofrece cursos especiales para vendedores.
Pero la mayoría aprenden por pura práctica. «El bazar es la mejor escuela, así es como se aprende, practicando», asegura Ömer Oktay, que habla no sólo un castellano perfecto, sino un catalán solvente y algo de euskera, además de inglés, francés, italiano y algo de japonés.
No es el único: por todas partes encontramos carteles de «Se Habla Español» y de «Es Parla Català», y escuchamos a los vendedores dirigiéndose a los clientes en las diferentes lenguas de la Península Ibérica. No encontramos a nadie que hable gallego, pero seguro que los hay…
Kantemur también ha aprendido aquí todo lo que sabe, hablando con los turistas. «Yo soy un 'pashminero', porque vendo pashminas», nos dice.
Uno se pregunta de dónde habrá sacado esta expresión, pero la respuesta es obvia: se lo ha dicho un turista español.
Los vendedores están ávidos de este tipo de ocurrencias, puesto que cuentan con hacer reír al cliente. Así que si usted camina por el Gran Bazar de Estambul y un 'pashminero' le asalta gritando «¡Qué pasa, neeeng!», no se extrañe demasiado.
Las expresiones populares, como es lógico, tardan un poco más en llegar hasta aquí.

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