jueves, 26 de febrero de 2009

«Turquía lo tiene todo para convertirse en una potencia al margen de Europa»

«El turco tiene un carácter impresionante, es perseverante y pone una gran pasión en todo los que hace, como los españoles que emigraban a Sudamérica en lo años 50»

E l que pasa una temporada en Turquía al final se queda. Esa es la opinión de Giovanni Ercolani, un italiano errante fascinado por la vitalidad que desprende el que fuera epicentro del Imperio Otomano. Especialista en terrorismo internacional y estudios de seguridad de la Universidad de Nottingham-Trent, Giovanni pasó cuatro años como Oficial Asesor de Seguridad del Cuartel General del Comando de la OTAN en Izmir, tiempo más que suficiente para desdeñar todos los tópicos que rodean al país que marca la frontera entre Europa y Asia. El profesor estuvo ayer en la Universidad de Murcia para hablar de las señas de identidad y la política exterior de la República turca.
- Usted piensa que Turquía desempeña un papel decisivo ahora mismo en el contexto internacional.
- Es que, a nivel geopolítico, en estos momentos, es uno de los países más importantes del mundo. Se encuentra en una zona clave, marcada por diversos conflictos e intereses y puerta de entrada a Europa de una gran cantidad de recursos energéticos. Sólo en 2007, los turcos se embolsaron 620 millones por el peaje que paga el petróleo y el gas al pasar por su territorio. Por si fuera poco, tienen una industria muy importante y una sociedad moderna y tolerante que evoluciona a paso agigantados, muy alejada de nuestros estereotipos.
- También parece fundamental el hecho de que el caso turco demuestre que islam y democracia pueden ser plenamente compatibles.
- La verdad es que eso no es del todo exacto. El fenómeno turco se produce gracias a unas circunstancias muy especiales, difíciles de repetir en el resto del mundo musulmán. Eso no quita el hecho de que sea el mejor interlocutor posible con el islam. No hay que olvidar que Turquía no es más que un invento de Ataturk, hecho a imagen y semejanza del pensamiento europeo. De hecho, lo propios turcos no saben bien como definirse.
- Entonces, ¿por qué despierta tantos recelos que Turquía se integre en la Unión Europea?
- Porque el continente tiene miedo de ser invadido por 70 millones de turcos, algo que, no va a pasar ya que todos los que salgan - que no serán tantos- volverán finalmente a su país. Paradójicamente, a Turquía le hace falta un proceso de europeización pero no le hace falta Europa porque lo tienen todo para convertirse en una potencia por sí mismos. Además, el turco tiene un carácter impresionante, es perseverante y pone una gran pasión en todo lo que hace, al igual que los españoles que emigraban a Sudamérica en los años 40 y 50 y que al final acababan conduciendo un Rolls-Royce. De hecho, en Alemania están comprando un buen número de empresas. A mí lo que me daría miedo de verdad es esto.
- ¿Qué me dice de la creciente islamización que denuncian algunos dentro del país?
- El primer ministro Erdogan y el partido en el gobierno (AKP) no tienen un discurso ni mucho menos radical, tal y como se desprende de su comportamiento en la escena internacional. Lo que ocurre es que, a veces, hay que saber interpretarlo en clave interna y saber cuando se habla de cara al electorado más conservador. No obstante el rechazo que están sufriendo por la UE siempre favorece posturas más extremas y es que, a pesar de que que la sociedad turca intenta abrirse al mundo, siguen sin sentirse aceptados. Además, este un país con demasiadas diferencias sociales y los partidos, organizaciones y universidades islámicas se han convertido para los más humildes en el único medio para prosperar.
- ¿No le parece paradójico que, contra cualquier brote islamista, se el ejército el que se erija como guardián de la democracia frente a la voluntad popular?
- Las fuerzas armadas constituyen una elite intelectual que ve la religión como algo que debe estar dentro de la esfera de lo personal. Es cierto que desde su fundación, la República ha vivido tres golpes militares, pero siempre se ha mantenido un gobierno y un parlamento. De todas formas, con el proceso de integración europea, el ejército está suavizando cada vez más su forma de actuar.

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