lunes, 5 de diciembre de 2011

Orhan Pamuk: "En Estambul conocí todos los sentimientos humanos"

http://diario.latercera.com/2011/12/04/01/contenido/cultura-entretencion/30-92806-9-orhan-pamuk-en-estambul-conoci-todos--los-sentimientos-humanos.shtml

Orhan Pamuk, jovial, altísimo, de impecable negro, pelo cano, anteojos, voz reposada, se sienta en una oficina de la Universidad de Columbia para responder esta entrevista. A unos pasos de aquí, en la biblioteca Butler, fue donde encontró su voz como escritor, con ayuda de Borges.

"Mi problema era el siguiente: quería escribir novelas usando las historias islámicas premodernas, pero no sabía cómo hacerlo. Las historias de Borges, su metafísica de la literatura, me ayudaron a revisitar las alegorías clásicas de la literatura sufi. En Me llamo rojo y El libro negro, uso estas historias clásicas a mi manera, las cambio, las reescribo. Y eso viene de mis lecturas de Borges".

Vive entre Estambul, las ciudades que recorre por sus viajes como escritor y Nueva York, donde enseña literatura comparada un semestre al año. "He estado enseñando en Columbia los últimos cinco años, porque tengo la fortuna de recordar todo lo que leí durante mi adolescencia. Pero no enseño nada que haya aprendido en alguna universidad, sino lo que aprendí leyendo".

No enseña escritura creativa, porque su lengua materna no es el inglés, sino el turco. Y para él, un escritor que se define como autodidacta, resulta claro que no es posible crear escritores. "Lo que hace a un escritor es el talento. Aunque se enseñen todas las técnicas, si la persona no tiene talento, no será un buen escritor, pero los departamentos de escritura creativa no son sólo para los Dostoievski o los Tolstoi", dice riendo, haciendo gala de un humor algo oscuro. Tan oscuro y natural como la amargura de su ciudad natal, que recorría desde joven en largas caminatas. La ciudad lo sigue deslumbrando. Primero la pintó. Un día dejó los pinceles, el lienzo y los estudios de arquitectura, y comenzó a escribirla.

De todas maneras sería artista, aunque sus padres esperaban algo diferente: que se dedicara a los negocios.

¿Se sienten menos decepcionados después del Nobel?

No lo sé, no es tan importante si ganas este o tal premio. Al final no tiene sentido si uno no vive una vida feliz.

Toda su vida -con excepción de los últimos seis años- vivió en Estambul, la ciudad sobre la que le fue natural escribir. "Es lo que sé del mundo. Conocí la ley, la rabia, los celos, todos los sentimientos humanos ahí. Conocí miles de personas. La ciudad es casi como mi cuerpo. Y en realidad no es que mi tema sea Estambul, sino la humanidad que conocí en ella", dice en un inglés duro, pero comprensible. La primera vez que vino a Nueva York fue el 85. Su ex esposa hacía un doctorado. El tenía 33 años y se sorprendió al encontrar su primer libro (El orgullo de Cevded Bey, 1982) en la biblioteca de la universidad. Entonces tenía sólo dos libros. "Me sentí muy orgulloso, también me dieron una estupenda oficina en el departamento turco, compartida con otro profesor que no la estaba usando. Escribí la mitad de El libro negro ahí".

Seis años atrás, cuando las presiones políticas se hicieron intolerables y fue acusado de insultar a la identidad turca, recibiendo incluso amenazas de muerte, se vio obligado a dejar su país. Tuvo ofrecimientos de varias universidades estadounidenses, pero decidió volver a Columbia. "Me gustan las bibliotecas de la universidad y me gusta Nueva York, no sé para qué la gente va a Harvard si existe esta Universidad en Nueva York".

Buscando el centro

Pamuk es el último invitado del año del ciclo La Ciudad y las Palabras, del doctorado en Arquitectura UC y auspiciado por La Tercera. El escritor llegará junto con la versión en español de su libro de ensayos El novelista ingenuo y el sentimental, una serie de conferencias sobre literatura que ofreció en Harvard, y en las que -siguiendo a Schiller- distingue entre el escritor ingenuo (espontáneo, seguro de sí mismo, dictado por los dioses) y el sentimental (reflexivo, incómodo, consciente de su oficio) y desarrolla una teoría sobre la novela. Ha estado en Brasil y México, ha leído a los grandes de la literatura latinoamericana (menciona a Borges, García Márquez, Cortázar, Vargas Llosa) y se ha encantado con Neruda. "La literatura latinoamericana me impactó mucho. Me gustó la poesía de Neruda, pero también su autobiografía, la disfruté: Confieso que he vivido. Me gusta su imaginación. También he conocido en persona a Isabel Allende, pero no la he leído mucho".

En El novelista ingenuo... Ud. dice de Vargas Llosa: "detrás de su singular voz hay una dolorosa conciencia de no pertencer al centro".

En el artículo en cuestión me pregunto si hay un centro de la literatura mundial. Y me respondo que sí, que hay escritores en el centro y fuera del centro, como Vargas Llosa o yo, o García Márquez. Nosotros comenzamos en la periferia, en los bordes de los centros de la cultura Occidental. Es un tema importante para mí. Mi novela Nieve trata del sentimiento provinciano de no pertenecer al centro.

En el libro afirma que para Ud. escribir una novela es buscar un centro, otro tipo de centro.

Te daré un ejemplo de Borges. El escribió un pequeño ensayo sobre Herman Melville, donde describe la forma en que leyó Moby Dick. Primero dice que era una novela realista sobre cazadores de ballenas. Luego piensa que es una novela dostoievskana sobre el capitán loco Ahab. Luego lo niega, y dice que es otra cosa. La novela siempre es un misterio. Cuando leemos una buena novela nos preguntamos, ¿cuál es el tema?, ¿por qué el autor escribió esto? Buscamos un sentido trascendente detrás de las palabras. Las novelas son estructuras profundas que implican un sentido que no podemos ver en la vida real. Por eso las leemos, porque tienen la intensidad de una experiencia religiosa.

Un tipo de éxtasis, de rapto, que Pamuk siente también en los museos, sobre todos los pequeños y desconocidos. Como un desafío más respecto de los tenues límites entre ficción y realidad el autor está pronto a inaugurar su propio museo en Turquía. Uno muy especial, ya que lleva la ficción al campo de lo real y viceversa. Se llamará igual que su libro, El museo de la inocencia. Una obsesiva colección de los objetos que reunió el protagonista Kemal para recordar a su amada y que de una forma u otro recrean la vida del país entre 1975 y el 2000. "El visitaba museos, porque eso le daba consuelo, sufre porque ha perdido muchas cosas por amor: sus amigos, su familia, la sociedad a la que pertenece, y está solo. En los museos encuentra felicidad", dice.

Los mismos objetos que en la historia coleccionaba Kemal, los coleccionó Pamuk durante años. Estaba empeñado en escribir una historia a partir de ellos. La idea del museo lo ha acompañado por casi 15 años y por fin podrá materializarla a comienzos del próximo año, cuando el museo de cuatro pisos abra sus puertas. "Antes de escribir el libro compré el edificio y comencé a comprar los objetos. Estoy feliz con el museo pero me interesa más la historia de Kemal, que abarca desde 1975 al siglo XX en Estambul, yo hice un museo de ese período. Están todos los objetos cotidianos, todos los objetos que una persona necesita para sobrevivir en cualquier ciudad. Y eso será exhibido en el museo. Como novelista, siempre he pensado que me comporto como un archivista".

Como viajero y amante de las ciudades y de la arquitectura, parece ser el hombre ideal para cerrar el ciclo organizado por la Universidad Católica. Por supuesto, en su charla del lunes 12 hablará de Estambul. Pero también de las ciudades en general. "Las ciudades forman nuestra personalidad. Si es una ciudad feliz, si es una ciudad rica o con historia, o como Estambul, que es melancólica y triste debido a la desintegración del imperio otomano. Hacemos las ciudades, pero ellas nos forman también a nosotros".
Orhan Pamuk


Estambul, 1952. Estudió arquitectura, pero la abandonó por la literatura. Sus libros más célebres son Me llamo rojo, Nieve, Estambul y El libro negro. En 2004 fue acusado de insultar la identidad de su país por hablar de la matanza de armenios por fuerzas turcas. Premio Nobel 2006.

La Ciudad y las Palabras


Pamuk corona una temporada estelar del ciclo de la UC. Es el tercer Nobel que visita el país en 2011, después de Mario Vargas Llosa y JM Coetzee. También vinieron Jonathan Franzen y Ricardo Piglia. La charla de Pamuk ya es un éxito: no quedan cupos.

Gira sudamericana


Pamuk aprovechará de prensentar el libro El novelista ingenuo y el sentimental en Chile y Argentina. Luego de ofrecer la charla en la UC, estará en el Malba de Buenos Aires, la semana siguiente. El tour lo llevará también a Uruguay.

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